Para ellos, oratoria no es una asignatura de las que entran en la evaluación y de la que se tendrán que examinar antes de vacaciones, ni siquiera una actividad extraescolar sino que forma parte de su formación personal, así que aseguran que para ir al torneo de debate escolar San Pablo en Madrid, tuvieron que robarle horas a otras actividades, quedándose en el colegio Peñarredonda por las tardes, leyendo, buscando datos en la pantalla antes de irse a dormir y haciendo "tormentas de ideas" para llenarse de razones.

Finalmente, dicen que el esfuerzo "ha valido la pena", ya que consiguieron quedar subcampeones. Pelayo Fernández de Mesa, Iván Castro y Javier González, que estudian el primer curso de Bachillerato, e Iván Castro, que está en cuarto de Secundaria, se tuvieron que enfrentar a la pregunta: "¿Debería priorizarse el estudio de las Humanidades en los programas educativos?" varias veces, posicionándose unas a favor y otras en contra, así que, tenían que llevar argumentos en su maleta para enfrentarse a cualquier situación.

Para Pablo Rego, que es profesor en Peñarredonda de Lengua Castellana y Filosofía y de oratoria en primero y segundo de Secundaria, la experiencia de los debates es tan nueva como para sus estudiantes, asegura que juntos van aprendiendo a desenvolverse en estos campeonatos en los que se cruzan con centros que tienen "muchos años de experiencia". Ellos empezaron en 2015 con el primer torneo de debate que se hizo en la ciudad, en el que se enfrentaron a grupos mixtos, ya que el suyo es solo masculino porque el centro segrega por sexo a sus alumnos. Con el paso de los cursos, han ido cambiando de formación hasta consolidar la actual. De este fin de semana en Madrid, Miguel Cardenal y sus compañeros se quedan con el momento en el que pasaron a la final y en el que se vieron encima del escenario debatiendo contra el colegio Maravillas. "Otro momento especialmente bonito fue cuando nos enteramos de que pasábamos a semifinales, porque era especialmente difícil hacerlo. Los mejores se enfrentaban con los mejores y nosotros empezamos muy bien la fase de grupos pero luego perdimos dos debates seguidos. Cuando supimos que habíamos pasado fue un alivio tremendo", comenta el profesor Rego.

Para Javier González y para Pelayo Fernández de Mesa, que llevan desde 2015 preparando estas pruebas, debatir fue un descubrimiento. "Nos dieron la oportunidad de participar y, a partir de ahí, nos dimos cuenta de que era muy interesante", explica González. "A mí nunca me atrajo el tema del debate, aunque notaba que tenía unas cualidades que podría potenciar. A base de insistencia, me convencieron y, al estar allí vas aprendiendo y es una mejora progresiva. Es esa sensación de ir mejorando poco a poco la que me empuja a seguir", explica Iván Castro. Y tildan de "espectacular" su evolución en dos años. Dice que ver cómo los jóvenes se implican en una actividad como esta es "ilusionante" y, aunque en su mente esté preparar muchos más debates saben que tendrán que "compatibilizarlo" con los estudios.