"No se levantó esa mañana pensando que iba a matar a su vecino", subrayó en su alegato final el abogado defensor del constructor acusado de asesinar a su enemigo, de 76 años, en agosto de 2012 arrollándolo de espaldas con su coche cuando caminaba cerca de la carretera en dirección al puerto de Cedeira. "Haber atropellado a la persona con la que me llevaba mal fue una lotería, también pude haber atropellado a un familiar", alegó ayer el acusado de asesinato, que hizo uso de su derecho a decir la última palabra al finalizar el juicio. La vista terminó ayer tras siete sesiones y está previsto que el tribunal popular emita hoy su veredicto.

La defensa del imputado, para el que la Fiscalía reclama 21 de cárcel; y la acusación particular, 24 de prisión, insistió en las "diferentes hipótesis" que hay de lo sucedido, así como en que los peritos que testificaron en la vista sostuvieron "que es perfectamente factible que el peatón se le cruzase" al vehículo. "La inquina que le tenía la víctima está demostrada. Denunciaba cuanto ladrillo movía este señor [refiriéndose al acusado], puso 80 denuncias. Estaba obsesionado con él", señaló el abogado defensor, quien apuntó dos posibilidades: que fuese un accidente o que la propia víctima se dirigiese hacia el coche para "amedrentar" a su cliente.

Las acusaciones mantienen que el imputado vio a su vecino, al que "odiaba", por lo que decidió seguir su trayectoria hasta que se le presentó la oportunidad de atropellarlo. "En ese instante, el acusado, comprobando que la víctima caminaba por la calzada en el mismo sentido de su marcha, decidió aprovechar la circunstancia para vengarse de ella por todas sus denuncias y demandas", aseguran.