A Coruña debería prescindir de la mitad de los 522 taxis que actualmente tiene en circulación para cumplir con los límites establecidos por la normativa autonómica. Mientras la Ley de transporte público de personas en vehículos de turismo establece para las ciudades con más de 150.000 censados un máximo de una licencia de taxi por cada 900 habitantes, la ratio que se registra en A Coruña es mucho menor: uno por cada 467 vecinos.

El municipio coruñés tiene la mayor densidad de vehículos de este estilo de toda Galicia, seguida por Vigo, con un taxi por cada 536 censados, y Ferrol, con un taxi por cada 783 habitantes. A nivel estatal, ocupa el decimotercer puesto de este ranking, muy lejos de las ratios de Tenerife y Las Palmas, enclaves turísticos con un taxi por cada 227 y 231 habitantes, respectivamente.

El sobreexceso de licencias se suma a un nuevo fenómeno, iniciado tras el estallido de la crisis, como es el de los turnos doblados. En los años de bonanza, los taxistas cumplían con su horario y, al finalizar, aparcaban el coche hasta la próxima jornada. Ahora, con los elevados índices de paro, son muchos los dueños de una licencia a los que, en el mismo día, les toma el testigo del volante un familiar o amigo para poder lograr unos ingresos. "Esto ocurre porque hay mucho paro, que si no la gente escapa del taxi. La consecuencia es que salgas a la hora que salgas habrá mucho taxi", lamenta el portavoz de Radio Taxi, Leopoldo Villa.

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El sector del taxi en la ciudad denuncia desde hace años el exceso de licencias. Estas autorizaciones para explotar como taxista un vehículo deben ser emitidas por el Gobierno municipal. La última vez que se ampliaron fue hace 16 años, cuando se abrieron 17 nuevas plazas. "Ya por aquel entonces no eran necesarias", señala Villa.

El precio de la licencia de taxi en la ciudad alcanza actualmente máximos de 160.000 euros, aunque según fuentes del sector la cifra puede bajar a medida que el vehículo sea más antiguo, ya que suele venderse junto con la licencia. Este precio se ha mantenido estable desde el inicio de la crisis y no ha remontado la bajada de precios a raíz del parón económico.

Pese al elevado precio, muchos profesionales del sector están dispuestos a abonar estas cantidades con la previsión de, aunque no lleguen a amortizarla, venderla en el momento de la jubilación. Otros lo hacen con la idea de poder dejar una garantía de empleo a sus hijos. Por eso, muchos taxistas observan con preocupación el avance de empresas como Uber o Cabify, que ya compiten con el taxi en decenas de ciudades de todo el mundo, haciendo caer los precios.

Uber, concretamente, reconoció que A Coruña era uno de los enclaves del norte de España donde habían percibido una mayor demanda, si bien descartó comenzar a operar mientras no se cambie la ley estatal que establece una ratio de 30 taxis por cada vehículo con licencia VTC, las que usan este tipo de nuevas compañías.