El Gobierno municipal ha optado por un banco corrido, que cubra en ele 300 metros de cantil, para afrontar las reclamaciones de seguridad en la dársena de la Marina. El alcalde, Xulio Ferreiro, justificó ayer que este elemento puede "hacer que las personas que vayan despistadas se encuentren una barrera antes de llegar al mar y, al mismo tiempo, seguir facilitando los usos portuarios que tiene esa zona". Fuentes municipales explican que no se trata de una solución provisional de emergencia, sino que está pensada para que permanezca un tiempo pero no requiere obras y se podría retirar o cambiar sin problema. El plan de humanización de la Marina, previsto para el momento en el que Puerto y Concello acuerden la cesión de los terrenos, proponía una solución más compleja para el cantil, pero que, emparentada con otras ciudades del norte europeo y ejemplos cercanos como Viana do Castelo, no añadía ningún elemento al borde litoral y acercaba al viandante al mar con una especie de grada.

"Pensamos que puede ser una buena solución, es la que recomiendan los técnicos y los urbanistas consultados están también de acuerdo", respondió ayer el alcalde sobre el banco, que aseguró que se instalará "en un plazo rápido". Según afirmó, para una parte se aprovechará una pieza que ya existe en los almacenes municipales y la otra habrá que encargarla "y buscar partida presupuestaria". La solución de excavar un foso-grada en el cantil, prevista en el plan de humanización del estudio de arquitectura Creus y Carrasco, sería más compleja, según explican fuentes municipales, que consideran más adecuado el banco para la necesidad actual.

En el plan director para transformar la Marina, que incluye como elemento central una pérgola, se aplazaban para una última fase y, en función de presupuesto, cambios en el cantil. El diseño de los arquitectos coruñeses proponía una solución para propiciar la relación del vecino con el mar. Lo explica una de las cabezas del estudio de arquitectura, Covadonga Carrasco, que manifiesta que, para ella, cuando adoptaron esta decisión, su prioridad no era la seguridad. "La prioridad que teníamos era la de acercar a la gente al mar", relata. ¿Cómo es el diseño? Un canal en el que, "además de poder caminar por él a una cota inferior a la gran explanada de la Marina, también tenía un banco-grada para sentarse".

Carrasco se muestra contraria a poner "barandillas ni este tipo de cosas": "Los puertos tienen esta característica, han sido siempre las plazas de las villas y nunca se le pusieron vallas, partiendo de eso, yo prefiero que quede limpio el cantil". La arquitecto comprende que el Concello aborde esta actuación porque "está muy presionado por lo que ha pasado y ha tomado una solución provisional". "Habría que analizar lo que ha pasado y ahora no se trata de vallarlo todo, tenemos pasos de peatones y otros puntos en los que conviven diferentes actividades y no ponemos pasos elevados en todas las calles ni vamos a vallar todos los puertos", razona.

El presidente del Real Club Náutico, Germán Suárez-Pumariega, reflexionaba ayer sobre el problema. En una zona de la concesión fue donde se precipitó el actor Mateo González tras participar en una fiesta en sus instalaciones. Explica que los premios María Casares llevan años celebrándose allí y él mismo asistió a la gala y al convite. La entidad aún no ha recibido ninguna comunicación ni del Concello ni del Puerto pero muestra su "total colaboración" para lo que le requieran. Sobre el vallado, Suárez-Pumariega señala que no es habitual que las zonas portuarias tengan barreras y cree que el Concello puede inspirarse en soluciones de otras ciudades europeas, que nada tienen que ver con cercar el cantil. Le vienen a la mente, precisamente, urbes del norte de Europa y Viana do Castelo, con una grada similar a la del plan de humanización municipal.