Hasta un 37% de los vecinos de A Coruña convive con un nivel de ruido nocturno superior a los 55 decibelios que se fija como máximo en las horas de descanso, según consta en el Plan de Acción en Materia de Ruído elaborado por el Concello. Si la medición se hace teniendo en cuenta también a la población que sufre ruidos por la noche superiores a 50 decibelios, la cifra se incrementa hasta el 60% de los residentes en la ciudad. Durante el día y la tarde, donde el límite está en los 65 decibelios, la población más perjudicada por el ruido es del 23% por el día y del 19% por la tarde. El estudio municipal indica que los "focos de ruido ambiental" que inciden más en la población parten del tráfico, tanto del de las calles de la ciudad como del de las grandes vías.

El plan de acción explica que la avenida Alfonso Molina es la que más conflicto genera a los vecinos, así como la avenida de A Pasaxe, ya que en algunas de las fachadas de los edificios lindantes sufren un exceso de ruido nocturno. El tramo que va desde el cruce de la ronda de Outeiro a Linares Rivas cuenta con niveles nocturnos de entre 70 y 75 decibelios, los más altos de la ciudad, según el proyecto para reducir en cinco años la contaminación acústica en el municipio.

En horario nocturno, el documento señala también las calles Severo Ochoa y Enrique Salgado Torres, así como San Cristóbal y la ronda de Camilo José Cela y la autopista del Atlántico, la AP-9. Estas vías ofrecen un ruido nocturno de 65 decibelios en las fachadas de las viviendas que están en su entorno, pero no solo se exceden los límites en las vías de alta capacidad sino también en las calles del centro. El informe municipal indica que hay entre 60 y 65 decibelios en los inmuebles cercanos a las vías situadas al norte del parque de Santa Margarita, entre la avenida de Finisterre, San Andrés y la Rosaleda.

El estudio se centra también en las fachadas de las viviendas afectadas por el tráfico ferroviario, que no superan los 55 decibelios establecidos como máximo durante las noches. Pasa lo mismo en las zonas residenciales cercanas a lugares en los que se desarrolla actividad industrial, como, por ejemplo, el núcleo de Bens, expuesto al ruido de la refinería de Repsol.

El tráfico está indicado como el mayor foco de contaminación acústica, pero hay otros, como Maderas Peteiro, en Os Rosales, o la fábrica de Coca-Cola. Otro de los factores que favorece el aumento de ruido nocturno, según indica el informe municipal, es el ocio nocturno, especialmente durante las noches del jueves al sábado en Matogrande, Orillamar, Ciudad Vieja, Juan Flórez, el trayecto del Orzán al puerto y del Orzán a la playa de Riazor. Para rebajar el nivel de ruido, el Concello estableció que el Orzán-Socorro es una Zona Acústicamente Saturada (ZAS) y también que la plaza de Azcárraga y el entorno de la Ciudad Vieja, la plaza del Humor y Santa Catalina son Zonas de Especial Protección (ZEP), ya que hasta ellas se había desplazado la celebración del botellón.

Las obras en la vía pública afectarán también a los vecinos, sobre todo, según describe el documento municipal, el traslado de la actividad portuaria a punta Langosteira, que permitirá que en su entorno se construyan viviendas; la construcción de la estación intermodal y la humanización de Alfonso Molina. Una de las amenazas actuales es la recogida de la basura y la limpieza de las calles, ya que los contenedores de residuos urbanos se vacían por la noche, coincidiendo con las horas de descanso de los vecinos. En las viviendas más afectadas, por su cercanía a los colectores, las mediciones llegan hasta los 72 decibelios en el exterior y a los 60, en el interior. El plan de acción establece que, para contribuir a minimizar el ruido por la recogida de residuos, en la "próxima reformulación de los contratos de licitación" se introducirá este criterio en el pliego.