Dice Antonio Ramil que los jóvenes ya no se interesan por hacer maquetas, que reproducir aviones o imaginar naves espaciales y hacerlas realidad se está convirtiendo en una afición sin recambio generacional. Es el presidente del Centro Cultural Escala, que este año cumple 25 años y que, ayer, cerró su Certamen Internacional de Modelismo, que celebró en el Fórum Metropolitano y en el que participaron más de trescientas maquetas realizadas en "muchos puntos de España". Se quejan también de que tienen "pocas ayudas de las administraciones", a pesar de que llevan el nombre de A Coruña por los campeonatos internacionales. "Incluso, algunas veces ganamos y salimos en revistas especializadas", dice Ramil.

Sobre las mesas del vestíbulo del Fórum Metropolitano, había ayer una reproducción del barco El Comercio, una maqueta que recibió el premio a la mejor obra presentada a concurso, "por su acabado, por el trabajo...", explica el presidente de la entidad. Y es que, su autor, José Francisco Rodríguez Fernández, realizó la obra con los planos del barco, pieza a pieza y con herramientas artesanales. Pero había otras, como una lancha de Aduanas a escala, la torre Orthanc, un drakkar (un barco viquingo), embarcaciones de pesca, que, por tradición es el motivo preferido de los modelistas coruñeses, aviones de guerra y muchas otras aeronaves. Para el presidente del Centro Cultural Escala, las nuevas tecnologías y las impresoras 3 D son sus "enemigos", porque aleja a los más pequeños de la labor artesanal de fabricar sus propios juguetes, porque ellos, los miembros de la asociación, empezaron a hacer maquetas "para poder jugar".

"Nosotros empezamos muy jóvenes, montábamos los aviones y antes de pintarlos ya queríamos jugar con ellos, ahora, los chavales cogen la Play y ya hacen sus naves a medida. No se complican, y con esto se pierde el factor del compromiso y la satisfacción por el esfuerzo realizado", comenta. En los laterales del vestíbulo del Fórum había también ayer uniformes en miniatura, cadenas para tanques, pinturas, personajes y soldados, maquetas en cajas para montar y pintar. Para los miembros del centro Cultural Escala, esta afición les ofrece la posibilidad no solo de tener una reproducción de un barco o de un avión en casa sino que les abre la puerta a crear un mundo que todavía no se ha inventado. "Se pueden hacer maquetas de ficción", explican, así que, hay copias fieles a la realidad, con piezas que se pueden comprar en ferias o en internet, pero también reproducciones de un universo fantástico para el que hay que fabricar las piezas y mezclar colores hasta que quede tal y como lo habían imaginado.