Son campeones y campeonas a diario, cuando se sacuden los prejuicios y reescriben su historia y, desde este fin de semana, son también medallistas en el campeonato de España de Gimnasia Rítmica para Personas con Discapacidad Intelectual, que se celebró en Albacete.

El equipo formado por Sara Prado, Gloria Cousillas, Antía del Río, Noelia Pose y Alba Veigas participó en el nivel II, con un programa de pelota con el que consiguió alzarse con la medalla de bronce. También con pelota, pero en la categoría individual, participó Ricardo Prado, que se subió al segundo cajón del podio. Todos forman parte del Club Gimnasia Rítmica Santiago Apóstol que, si bien nació hace más de treinta años en el antiguo centro homónimo, ahora está desvinculado del colegio y sus gimnastas proceden de otros centros de la ciudad.

Su entrenadora, Clara Martín, asegura que, para ella, darles clase es "muy gratificante" porque le ayuda "a tener los pies en la tierra" y es que, en el pabellón de la Sagrada Familia, en el que entrenan dos veces a la semana e, incluso, alguna más cuando la competición se acerca, trabaja también con "niñas que tienen un nivel excepcional" en los torneos de gimnasia normalizada. "Es un proyecto de inclusión, con ejercicios adaptados a su nivel", explica Clara Martín, pero es mucho más, es una inyección de autoestima y una manera de crecer a través del deporte. "Con ellas y con los chicos no buscamos la perfección sino crear movimientos intencionados", resume la entrenadora, que presume de cantera, ya que tiene un nuevo alumno que, por llevar poco tiempo y ser pequeño, no ha podido participar este año en la competición. "Yo creo que al ver el ejemplo de Ricardo se animará a seguir y que podremos contar con él el año que viene", sonríe entre clase y clase la profesora Martín.

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Y, además de los beneficios que aporta el deporte a los que lo practican, en el caso de las y los integrantes del Club Santiago Apóstol hay otros valores añadidos, como que mejora su autonomía personal, que se sienten parte de un equipo y eso les crea el compromiso de ir a entrenar, de practicar y esforzarse para hacerlo lo mejor posible porque eso será bueno para todos.

Para la secretaria del club, Julia González, hay otro componente importante en los resultados de este fin de semana. "En discapacidad intelectual es difícil competir, estas chicas casi nunca pueden sentirse ganadoras o colgarse una medalla y, en este certamen, sí que pueden y eso les gusta porque ven que pueden hacer las cosas bien", comenta González. Además, aunque haya nervios, después, al acabar la rutina, vienen los aplausos y las felicitaciones y quién sabe si también los trofeos. "Practicar deporte les ayuda en todo, pero es muy bueno para su autoestima, se sienten importantes y guapas con los maillots, les gusta maquillarse para la competición y, allí, conocen a otras personas y pueden relacionarse, ser un poco más independientes", relata la secretaria del club, que celebra también que la rítmica haya dejado de ser solo un deporte de chicas y que ahora haya un subcampeón en su club.

A pesar de que la competición acabó el domingo, los participantes no regresaron hasta ayer a casa, ya que aprovecharon para ir a Madrid y ver un musical. "Siempre intentamos completar el viaje con alguna actividad cultural, para que tengan una experiencia diferente, para que sean más autónomas y salgan del círculo en el que están siempre, muchas veces sobreprotegidos por sus familias", zanja González. Entre los planes que tienen para el próximo año está conseguir que el torneo se celebre en las instalaciones de A Coruña, para ser ellas quienes acojan a los demás clubs y para que el foco se ponga en la gimnasia adaptada "haciéndola visible".

Las gimnastas del Club Santiago Apóstol comparten algunos entrenamientos con las alumnas del María Barbeito y, según explica Clara, que es la profesora de los dos grupos, la gimnasia rítmica adaptada ha conseguido salir del anonimato gracias a ellas, ya que Sara, Mónica, Patricia, Beatriz -que fueron suplentes en este campeonato- y sus compañeras realizan exhibiciones en algunas de las actuaciones en las que las jóvenes del María Barbeito son las protagonistas. Pero ¿hasta cuándo se puede practicar gimnasia rítmica? En el club hay jóvenes de quince años y veteranas de más de treinta que no han dejado su pasión, a pesar de que ya tengan un empleo y su vida sea otra.