Eran las dos de la madrugada cuando los habitantes de A Pasaxe vieron que se había declarado un fuego en el asentamientoA Pasaxefuego asentamiento. Dice Yoana que, enseguida, cogió a los niños e intentó alejarlos lo máximo posible. "Había mucho humo", explicaba ayer, todavía visiblemente nerviosa y con las zapatillas del pequeño en las manos y es que, su chabola está muy cerca de la de Antonio, uno de los afectados. A pesar de lo aparatoso del fuego, finalmente, no se produjeron daños personales, ya que las tres personas que habitan estas infraviviendas ayer no estaban en casa.

El alcalde, Xulio Ferreiro, aclaró ayer que el incendio se había producido de manera accidental, que no había sido intencionado y que las dos familias que se vieron afectadas y que lo perdieron "todo" con las llamas habían encontrado ya una alternativa habitacional para estos días. Dormirán con sus familiares, también residentes en A Pasaxe.

La concejal de Medio Ambiente, María García, que se desplazó ayer a primera hora al asentamiento chabolista, aseguró que los escombros se retirarán "de manera inminente" y que se acelerará la segunda fase de retirada de residuos y también que sumarán a estas familias afectadas por el fuego al plan de hábitat digno.

Los bomberos trabajaron en la zona desde las dos de la madrugada hasta las cinco y media de la mañana, cuando el fuego quedó extinguido. Los efectivos de emergencias volvieron durante la mañana para apagar los rescoldos que quedaban del gran incendio que, según los habitantes de las chabolas cercanas, devoró las infraviviendas. La columna de humo se divisó desde diversos puntos del litoral de la ría de O Burgo durante la noche y también buena parte de la mañana. Sobre las 11.00 horas, los residentes en la zona se afanaban en echar agua con mangueras sobre los escombros y también en hacer recuento de los daños, para saber qué habían perdido. "Aquí no quedó nada", comentaban dos mujeres, ya un poco más calmadas, ya que por la noche habían intentado extinguir el fuego con sus propios medios sin conseguirlo. En el amasijo de chatarra y cenizas se podían distinguir ayer una bañera, un carrito de bebé, una bombona de butano y un muñeco de cara sucia.

Los bomberos enviaron al lugar del incendio varias dotaciones y numerosos efectivos que emplearon más de 60.000 litros de agua para apagar las llamas, según el portavoz del servicio de extinción.