Una joven de 20 años aceptó ser condenada a 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad por dar una paliza a su madre en la vivienda que ambas compartían en Adormideras. La procesada reconoció ante el juez que inició una discusión con su madre sobre las cinco y media del 23 de marzo del año pasado. Durante la disputa, la agredió, propinándole patadas y puñetazos y tirándole del pelo. La víctima consiguió salir del piso y pedir auxilio a los vecinos a gritos, pero su hija la siguió y continuó golpeándola en el rellano de las escaleras. Los residentes en el inmueble salieron a socorrer a la afectada y consiguieron separarlas.

La afectada sufrió lesiones en la cara, por lo que requirió de una primera asistencia médica, según indica el juez en la sentencia. En curar de las heridas tardó seis días, ninguno de los cuales estuvo incapacitada para realizar sus tareas habituales y no le quedaron secuelas de los golpes. La mujer no ejerció la acusación particular contra su hija, por lo que la joven solo se enfrentó a la acusación de la Fiscalía.

El juzgado de Instrucción número 5 de A Coruña, que es el que investigó los hechos, dictó una orden de alejamiento en cuando tuvo conocimiento del caso. Así, prohibió a la imputada comunicarse con su madre por cualquier medio y aproximarse a menos de cien metros de ella hasta que se celebrase el juicio y hubiese sentencia. La perjudicada también renunció a reclamar cualquier indemnización que pudiera corresponderle por las lesiones y daño moral que le causó su hija.

El representante del Ministerio público y el abogado defensor llegaron a un acuerdo antes del juicio, por lo que la vista no se celebró y el magistrado del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña dictó sentencia oral en la sala. La acusada, que carecía de antecedentes penales, se mostró conforme con el pacto, por lo que se declaró culpable de un delito de lesiones en el ámbito familiar y aceptó ser condenada a 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad; a dos años de privación de tenencia y porte de armas, lo que supone la pérdida del permiso; y a dos años de prohibición de comunicarse con su madre por cualquier medio y aproximarse a menos de cien metros de ella. La sentencia es firme porque fue dictada bajo la conformidad de todas las partes implicadas en el proceso, por lo que contra ella no cabe recurso.

La Fiscalía reclamaba en su escrito de calificación que la sospechosa fuese condenada a más pena, pero finalmente aceptó llegar a un acuerdo con la defensa. La procesada deberá hacerse cargo de las costas procesales, según resuelve el juez en el fallo.