El voluntario Manuel Romero Mengotti está jubilado desde hace siete años, los mismos que lleva al frente del grupo de Cáritas de la parroquia de Santa Margarita. Atiende a los usuarios todos los jueves, de cinco a seis de la tarde, y todos los meses reparte la comida que el Banco de Alimentos le entrega para paliar las necesidades de los vecinos del barrio.

Que se muestre oposición a su trabajo es algo que el voluntario no concibe, y es que, son los propios residentes en la zona los que dan y reciben la ayuda que canaliza Cáritas. "Para que una familia pueda recibir los alimentos o los bonos de seis euros que damos para que vayan a comprar a Gadis productos de primera necesidad tiene que acreditar que vive en el barrio, que pertenece a la parroquia", explica, porque son los que comparten escalera y acera los que dan un donativo a la iglesia para pagar recibos de la luz o unas gafas pero también los beneficiarios de esa solidaridad.

La parroquia de Santa Margarita es muy modesta, según relata Romero Mengotti, así que, normalmente, tienen más demanda que recursos para ofrecer, y, por ello, muchas veces, tiene que derivar a sus usuarios al servicio de atención primaria de Cáritas Interparroquial. Recuerda Romero Mengotti que, cuando cogió el cargo en 2010, había unas 200 fichas abiertas, actualmente, tienen ya más de 700 y los voluntarios intentan ofrecerles una solución a todos los que llaman a su puerta con un problema a las espaldas.

Asegura que los vecinos nunca le han dicho nada negativo de que la parroquia se encargue de repartir alimentos a sus vecinos más desfavorecidos. "Al contrario, algunos son voluntarios", dice el voluntario reconvertido en presidente de Cáritas del barrio. Si tiene que lamentar algo es que la colecta que hacen mensualmente para este fin no dé para mucho más que para pagar tres o cuatro recibos de la luz. Romero Mengotti dice de sí mismo que es "muy mayor" pero que sigue con ilusión en esta labor de ayudar a los demás, tanto, que la parroquia ha tenido que acondicionar un espacio que era del párroco para poder gestionar los recursos de Cáritas.