El Mapa da Biodiversidade recoge que, en la ciudad, hay un mínimo de 3.279 especies, al menos, las había cuando en 2016 el Grupo Naturalista Hábitat las documentó para este proyecto, elaborado a petición del Gobierno local. Pero, ¿cómo se reparten la flora y fauna de la ciudad? En las zonas de costa, el equipo redactor del proyecto -que contó con aportaciones de voluntarios- clasificó 400 tipos de algas, de las cuales, 398 son autóctonas y solo dos foráneas. Estas dos especies proceden, según explica el coordinador del documento, Cosme Damián Romay, de las aguas de lastre de los barcos, de esas masas de agua que cargan las embarcaciones para mejorar su estabilidad. Si esto lo hacen, por ejemplo, en Singapur y sueltan el agua en el puerto de A Coruña, si las condiciones son propicias para su crecimiento, los propábulos de las algas acaban por prender en la costa coruñesa. Hay otra especie foránea de la que se conoce exactamente su origen, y es que está relacionada con los "cultivos de ostras" procedentes de Japón. "Es una llamada de atención, porque seguro que hay más que estas dos, sobre el problema que tenemos con la aparición de nuevas especies, a veces ligada al transporte", comenta el coordinador del proyecto encargado por el Concello.

Hay también trece tipos de anfibios, un campo en el que el margen de mejora no es muy amplio. Los redactores del proyecto buscaban dos especies que, finalmente, no aparecieron, la rana temporaria y el sapo corriqueiro, del que hay constancia de que habitó hace años en el municipio y que tiene presencia en los concellos cercanos. Pocas especies más pueden aparecer también en la clasificación de reptiles. Según el Mapa da Biodiversidade hay quince tipos, trece autóctonos y dos foráneos y es en este apartado en el que la lista puede subir, ya que hay "tráfico de especies de terrario". Tanto es así que, en la ciudad, viven en libertad tortugas de las que se compran en las tiendas de animales y que son abandonadas por sus dueños cuando ya no pueden mantenerlas o se aburren de ellas. Estas tortugas se llegan a hacer "dominantes" en las charcas en las que se instalan. Eso implica que sobreviven gracias a "depredar" anfibios, larvas e insectos acuáticos, "con una presión tremenda".

Hay en la ciudad 59 tipos de arácnidos, para el coordinador del Mapa da Biodiversidade es "un catálogo muy interesante", ya que algunas de las especies identificadas son "auténticas primicias", que no se sabía que existían. Otra vez el transporte, en este caso de plátanos de Canarias, trajeron a la ciudad una especie invasora y es "de las pocas arañas que pueden morder", aunque sus efectos no van más allá de "un poco de dolor".

Hay 326 clases de aves, de las cuales, una veintena no son de A Coruña, sino que están de paso o han recalado en la ciudad porque los vecinos las han traído y consiguen adaptarse al sistema, no porque éste sea su hábitat de origen.

En el apartado en el que más número de especies autóctonas hay es en el de los insectos, con 666 reconocidas, de las que tan solo tres son foráneas. Cosme Damián Romay tiene claro que, en esta categoría, hay muchísimas más especies de las que han podido identificar y que hay "margen de mejora", ya que hay "varias docenas de miles especies de insectos", solo que estos seres generalmente pequeños, no han sido suficientemente estudiados ni en la Península ni en la ciudad y es un trabajo que se va haciendo "poco a poco". Una de esas tres especies invasoras es, por supuesto, la avispa velutina, que supone, además, una gran amenaza para las abejas y los apicultores.

Mamíferos autóctonos hay 50 y solo siete son alóctonos, en esta clasificación de especies foráneas entran las vacas y la ovejas, así como los caballos, los animales derivados de la ganadería. "Tuvimos en cuenta que estas especies que pudiesen modificar de alguna manera el medio, por ejemplo, donde hay ganadería, los hábitats herbáceos acaban clareando y con una altura más corta y eso explica que aparezcan especies derivadas de la presencia de ganado", concluye Romay, que aclara que hay especies que, aunque estén muy arraigadas en Galicia, vienen de otras latitudes, como Mesopotamia o Asia. Entonces, ¿cuáles son los mamíferos autóctonos? Pues, los delfines, los murciélagos, los ratones... "Todos los que nos acompañan y que son difícilmente detectables, pero que están presentes", resuelve Romay.

En este apartado hay una especie invasora que tiene un efecto "brutal" en el medio ambiente, que es el "visón americano". Llegó a esta zona a través de las granjas peleteras, pero fue tras una suelta hace algo más de diez años cuando se introdujo en el ecosistema de la ciudad. "Eso fue terrorismo ambiental, por los efectos extremadamente nocivos que tuvo introducir un depredador muy efectivo y muy voraz, que acabó arrasando con colonias enteras de aves acuáticas. Aún tenemos ese problema, de los descendientes de aquellos visones", remata.

En el caso de las plantas, los datos de predominancia de las especies autóctonas frente a las foráneas se invierten, ya que hay más especies que han venido de otras latitudes que de las que tienen sus raíces en el pasado de la ciudad.

El coordinador del Mapa da Biodiversidade, Cosme Damián Romay, explica que la tradición de usar las plantas como ornamento en parques y jardines hace que esta cifra crezca más en la ciudad que en otras zonas de Galicia. En el documento se recoge la presencia de 506 plantas autóctonas y de 530 plantas foráneas. Esto no significa que todas ellas sean invasoras, como los plumachos o que amenacen la supervivencia de otras especies que sí son originarias de la ciudad, ya que hay especies que se plantan para comer, como un pepino o una berenjena, que pertenecen a la flora alóctona.

Una de las sorpresas del Mapa da Biodiversidade fue la aparición de 140 especies de moluscos, descubrir que hay algo más que almejas, berberechos y mejillones bajo el agua de la ría y del mar, aunque, obviamente, no todos son comestibles. Uno de los secretos mejor guardados de los informantes que colaboraron en la redacción del mapa es dónde crecen las setas comestibles. En total, se registraron 137 especies que Cosme Damián Romay asegura que son "muy pocas", pero es que como en otras categorías, como los líquenes o los musgos, el trabajo de identificación requiere de lupas y microscopios y una observación muy detallada. En el apartado de crustáceos, el coordinador del proyecto cree que también se puede mejorar, pero que se necesita un trabajo en la profundidad del mar.

El Mapa da Biodiversidade no solo analizaba la fauna y flora al alcance de la mano, sino que también la que no se ve si no se va a buscarla. En total, se contabilizaron 122 peces autóctonos y cuatro clases de peces foráneos, algunas de ellas en peligro de extinción, como la raya mosaico, o en peligro crítico de extinción, como las anguilas que crecen en el ahora soterrado río Monelos.

Este documento pone nombre y cifras a una foto fija de la ciudad del año 2016, así que, incluye las especies que llevan años, por ejemplo, entre las rocas del entorno de la Torre de Hércules, pero también los animales que aparecen muertos en las playas o en las carreteras.