No es la primera vez que se produce un episodio similar al del pequeño muerto a manos de su padre en la ciudad. En octubre de 2010 en un monte de Paderne, José Luis Deus mató a su hijo de catorce meses, lo hizo plantándole fuego a su furgoneta, en la que había puesto una bombona de butano con la espita abierta al lado de la sillita del bebé. En julio de 2012, fue condenado a 23 años de prisión. El hombre se había separado de su pareja cinco meses antes y el mismo día del crimen llamó a la madre del pequeño para decirle que no iba a volver a ver a su hijo y que lo iba a matar.

En agosto de 2011, Javier Estrada mató a los gemelos de su novia, que tenían diez años. Los golpeó con la balda de una estantería y el sillín de una bicicleta hasta que les quitó la vida. Fue condenado inicialmente a 43 años y siete meses de cárcel. Cumplirá veinte. En el juicio alegó que no se había podido "controlar" ya que los pequeños se habían reído de él cuando intentaba enseñarles a ver la hora en un reloj. La madre también fue condenada a doce años y nueve meses de cárcel por permitir que Estrada maltratase a los pequeños.