Llevar las riendas de la ciudad durante 23 años y haber dejado una impronta personal en la política municipal coruñesa tenía que tener consecuencias en las primeras elecciones locales a las que no concurrió Francisco Vázquez una vez abandonada la Alcaldía. En mayo de 2007 el candidato del PSOE era Javier Losada, que le había sustituido en marzo de 2006 tras su marcha al Vaticano, por lo que se enfrentaba a la difícil tarea de intentar revalidar la mayoría absoluta de la que su antecesor había disfrutado durante seis mandatos.

Y es que, además, la última mayoría se había conseguido por los pelos en 2003, por lo que en el BNG daba por hecho que los socialistas se verían obligados a pactar para volver a ocupar el Gobierno local y que eso implicaría su entrada en el mismo. A la dificultad de sustituir a un político tan carismático como Vázquez, Losada sumaba la tensa situación que se vivía en el Concello por las protestas de los funcionarios municipales, quienes desde meses atrás reclamaban cambios en la Relación de Puestos de Trabajo.

Las sanciones impuestas por el Gobierno local a algunos de los trabajadores hicieron que el conflicto se encrespase de forma progresiva, hasta el punto de que el 12 de marzo iniciaron una acampada en el Obelisco que permaneció en ese céntrico lugar hasta el día de las elecciones. Los funcionarios apostaron por intensificar su protesta con motivo de la campaña electoral, de forma que cuando el 10 de mayo Losada acudió al hotel Riazor para pronunciar una conferencia, se encontró con decenas de ellos a la salida del acto, loqueando la puerta del garaje por el que intentaba abandonar el edificio.

Otras novedades de la campaña de 2007 fueron el debut de Carlos Negreira como cabeza de lista del Partido Popular, cuyo portavoz durante el anterior mandato, Fernando Rodríguez Corcoba, había dejado la formación antes de las elecciones y después optó por crear la suya propia, Coruñeses con Buenos Argumentos (Cor.co.ba), con la que pretendía regresar a la Corporación. El BNG se planteaba incrementar sustancialmente su representación en el Concello, una vez más de la mano de Henrique Tello, y aunque no lo consiguió, ya que repitió la cifra de seis concejales que había obtenido en los comicios anteriores, el descenso de los socialistas, que perdieron tres actas y se quedaron en once, les permitió entrar en el Gobierno local.

Negreira logró aumentar de modo significativo la presencia del PP en la Corporación, ya que los tres ediles perdidos por el PSOE pasaron a sus filas, mientras que Corcoba no fue capaz de obtener representación, al igual que Carlos Marcos, quien había regresado a la política de la mano entonces del Partido Galeguista.