Al estafador coruñés Roberto Neira ReigosaRoberto Neira Reigosa, uno de los timadores con más causas pendientes de España, se le acumulan las condenas. Ayer volvió a sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial y aceptó ser sentenciado a un año y medio de cárcel por timar a un matrimonio que confió en una de sus empresas para que le gestionase dos préstamos. Neira los engañó, pidió el dinero a una financiera y a una entidad bancaria a nombre de las víctimas y desapareció tras embolsarse 27.700 euros.

Hace poco más de un mes, a finales de abril, el delincuente fue condenado a seis años de cárcel por violar a una prostituta. El tribunal consideró probado que en mayo de 2011 obligó a la joven a permanecer en su chalé de Lorbé, del que no podía salir, y la agredió sexualmente. Durante la violación, le advirtió de que nadie escucharía sus gritos porque la vivienda estaba insonorizada. El procesado fue castigado con seis años de cárcel.

A pesar de las decenas de condenas, Neira volvió ayer a entrar y salir sin grilletes de la Audiencia Provincial. Está en libertad. Fuentes judiciales indican que no tardará en ingresar en prisión, si bien las penas por las numerosas estafas serán refundidas y se le aplicará la norma conocida como "triple de la mayor", que implica que, como máximo, permanecerá en la cárcel el triple de años de la condena más grave. La sentencia por violación está excluida de la acumulación de penas, pero el fallo no es firme porque el imputado lo recurrió.

En la mayoría de los casos el sospechoso intenta llegar a acuerdos con las acusaciones que no superen la sentencia en la que fue castigado con más años de prisión. Ayer volvió a pactar con la Fiscalía, que tuvo en cuenta la atenuante de reparación del daño, pues ingresó 18.000 euros en la cuenta de las víctimas, a las que se comprometió a pagar 45.000 euros de indemnización. Neira se declaró culpable y aceptó que el tribunal le impusiese un año de cárcel por cometer un delito continuado de estafa y seis meses por usar un documento falso.

El acusado reconoció que convenció a los denunciantes en agosto de 2005 de que a través de su empresa conseguiría la financiación que necesitaban. Los afectados recurrieron a su compañía, creada en 2003, tras leer un anuncio en un periódico y fueron engatusados por Neira, quien urdió un plan para que firmaran los créditos asumiendo su pago y quedarse con el dinero. Tras ser denunciado, y con "conocimiento de su íntegra mendicidad", según destaca la fiscal, llegó a aportar en el juzgado dos fotocopias de documentos con la firma falsificada de una de las víctimas en los que reconocía que habían recibido el importe de los créditos.