Manuel Moscoso y Lucía Cambre se enfrentan cada día a la urna en la que guardan las cenizas de su hija, fallecida hace poco más de un mes. La tienen en casa, pero no por decisión propia. En el Concello les dicen que no existe ningún cenicero libre en los cementerios y que no pueden darles ninguna solución más allá de que custodien los restos en su vivienda.

"Nosotros no queremos que nos lo den gratis, no es eso, es que no hay donde dejarlas; nos dicen que no hay ceniceros libres", explican estos padres, que se tuvieron que enfrentar al fallecimiento de una hija joven, sin que a nadie le hubiese dado tiempo a planear ni a pensar qué harían cuando llegase el momento de volver a casa ya sin ella. El Gobierno local no ofreció a este diario ninguna explicación sobre la situación actual de los ceniceros de los cementerios de San Amaro y de Feáns ni de si existe algún proyecto de ampliación en marcha.

"Es algo que no nos deja seguir adelante, porque es muy doloroso ver las cenizas ahí, en casa. A nosotros nos gustaría que estuviese en un sitio en el que pudiésemos ir a visitarla y a llevarle una rosa si queremos", comenta Lucía Cambre. Buscaron también una alternativa en la aseguradora Santa Lucía, aunque no encontraron la respuesta que buscaban.

"Nos ofrecían un armario, como el de una oficina, en el que tienen guardadas más cenizas, pero no es lo que buscamos, para eso está con nosotros en casa", comentan. La alternativa de liberar los restos en el mar o de enterrarlos bajo un árbol en una finca tampoco está en sus planes. Sienten que sería como dejarla marchar, como si deshacerse de esa parte que les queda de ella fuese un símbolo de olvidarla. Es su interpretación de un gesto al que otras familias han encontrado otro sentido, el de fundirse con la naturaleza, y estar en todas partes tras la muerte.

Se quejan de que en el Ayuntamiento les han dicho que tampoco les pueden poner en una lista de espera que les dé un hueco en el que depositar las cenizas de su hija dentro de un año o dos, ya que no hay ningún proyecto de ampliación de los cementerios. Creen que no son los únicos afectados por esta situación, que otras familias se estarán enfrentando a la misma realidad, pero que, por íntimo y doloroso, no comparten el problema con el que conviven.

Por ahora, siguen esperando una respuesta, una solución que les ayude a seguir adelante de la manera que creen más adecuada para su situación, ya de por sí nada fácil, una alternativa en forma de hueco en un cementerio, un vacío que se pueda llenar con su urna y que se pueda tapar con una placa con su nombre, una respuesta que les deje vivir con su pérdida y sin la obligación de ver sus restos cada día, recordándoles que su hija ya no está.