El Plan de Dinamización de Mercados -encargado por el Gobierno local para conocer el estado actual de las plazas municipales- contiene un análisis de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades (DAFO), realizado a partir de las opiniones de representantes de todas las asociaciones de placeros de la ciudad. En este informe, los profesionales apuntan a que la imposibilidad de ampliar su horario es una debilidad para captar más clientes, así como los problemas para aparcar.

Los placeros hacen también autocrítica en este análisis, ya que se quejan de que entre sus compañeros hay "falta de compromiso", ya que "muchos puestos están atendidos por personas mayores de 55 años" que están "más preocupados por su jubilación que por cumplir los horarios de apertura".

En su diagnóstico, los placeros señalan también que tienen fortalezas como la "calidad y frescura de sus productos", que pueden dar una atención personalizada a sus clientes y que la rotación en los puestos no es tan acusada como en otros sectores. Apuestan también por engancharse a las oportunidades que se le ponen en el camino, como establecer consignas para los encargos que no se pueden recoger en horario de servicio, incluir nuevo surtido en los puestos vacíos y agilizar las concesiones y también que servicios municipales se muden a sus instalaciones, proponen, por ejemplo, que algún mercado cuente con las oficinas de pago del impuesto de circulación.

El informe DAFO, que se realizó a través de entrevistas personales con los representantes de los comerciantes "para evitar sesgos", apunta también a que hay actualmente amenazas que ponen en peligro la continuidad de los mercados si no se toman decisiones que las neutralicen. Los placeros aseguran que la clientela habitual es de personas "mayores de 70 años dentro de una unidad familiar de pocos individuos y en disminución". Otro sector de la población que va cada vez menos al mercado, según los que se ponen detrás de los puestos cada día, es el de los funcionarios, algo que hace peligrar su continuidad. Actualmente, se ven como un comercio "orientado a un segmento de la población muy determinado", el de "personas mayores que disponen de tiempo para realizar compras" cada día, por lo que su visión de futuro es "pesimista".

Contra esas condiciones adversas y debilidades como la falta de accesibilidad para las personas con movilidad reducida y que el horario y las costumbres de los compradores jóvenes no se adaptan a la oferta de los mercados, el sector tiene fórmulas en la recámara. Creen que deberían mejorar la imagen de los mercados, atendiendo a los uniformes y a la presentación de los productos, también a que los mercados no se centrasen solo en la alimentación y fuesen un "vértice económico del barrio", de modo que entrasen en relación con su entorno, con los negocios y servicios cercanos. Los placeros creen que les vendría bien también que el Concello agilizase la concesión de los puestos, que hubiese más señales que anunciasen su presencia y que se realizasen actividades para que los clientes se animasen a entrar y a conocer sus productos.

Hacen hincapié también en aprovechar ganchos como el del programa Masterchef, y en inculcar a la población la importancia de consumir productos saludables y locales.

En su lista de deberes, los placeros se proponen solucionar los conflictos que existen entre los profesionales, también mejorar la relación con el Concello, paliar la falta de formación del personal y la adaptación a las nuevas necesidades de los consumidores, en lo que tiene que ver, por ejemplo, con las redes sociales y el comercio electrónico y la oferta limitada de sus productos, así como los "elevados precios" del género y encontrar relevo generacional a ambos lados de sus puestos.