La Xunta ha ordenado a Albada que selle los vasos del vertedero de Nostián pendientes de clausurar antes de final de mes. Son dos depósitos de rechazos colmados mucho antes de lo previsto, según reveló la auditoría de la planta. El cierre de las celdas llegó a estar presupuestado por el Concello en 2011 y en ejercicios posteriores pero nunca se realizó. El sellado es necesario para evitar o disminuir el riesgo ambiental. El actual Gobierno local entendió que era Albada y no las arcas municipales quien tenía que costear los trabajos, conclusión que apoyó la Xunta y un juez en primera instancia en contra de los deseos de la concesionaria.

Albada llenó en siete años el depósito de basuras proyectado para veinte, según revela la auditoría técnica encargada por el Gobierno anterior en 2012 pero que no hizo pública hasta 2014. Con problemas para cumplir los compromisos de reciclaje que hizo al ganar el concurso, Albada fue acumulando los rechazos a unos depósitos con el objetivo de convertirlos en combustible o que nuevas tecnologías permitiesen aprovecharlo. No se dio ninguna de las dos posibilidades.

La primera celda del vertedero, con capacidad para 183.500 metros cúbicos, comenzó a llenarse en septiembre de 2000 y se agotó un año y 171.374 toneladas de residuos después. El vertido en el segundo vaso, de 207.902 metros cúbicos, se inició en octubre de 2001 y acabó de llenarse once meses después. Quedó sin sellar.

La situación obligó a la empresa a ampliar el vertedero antes de lo previsto en su plan de inversiones. La capacidad del tercer depósito duplicó la de los otros dos vasos juntos, con casi 800.000 metros cúbicos. Comenzó a ejecutarse en 2002 y en julio de 2007 ya estaba lleno.

La aprobación para el cierre de las celdas fue concedida por la Xunta en 2010, tras lo que fue presupuestado por el Gobierno local de PSOE y BNG en 2011. Pero el proyecto no llegó a ejecutarse al llegar el PP a la Alcaldía. Decidió posponerlo hasta la realización de unas auditorías sobre el funcionamiento y las cuentas de la planta de basuras. Finalmente, incluyó una partida de 60.000 euros en 2014 y dejar para el presupuesto de 2015 el grueso de la inversión, aunque no la aplicó y retrasó su inicio con la intención de acometer la mayor parte de las obras en 2016, ya que no existía la exigencia temporal fijada ahora por la Xunta.

Tras el nuevo cambio de gobierno en 2015, la Concejalía de Medio Ambiente recurrió la decisión de la Xunta de que fuesen las arcas municipales las encargadas de sufragar las obras, una alegación que aceptó la Xunta. Albada lo llevó a los tribunales y el magistrado de lo Contencioso rechazó sus pretensiones, en una sentencia de nuevo recurrida. La empresa intentó suspender cautelarmente los plazos para realizar la obra que le impuso la Consellería de Medio Ambiente pero el Tribunal Superior tampoco le dio la razón.

Es por eso que la Xunta le ordena ahora ejecutar el sellado. La concesionaria que explota la planta asegura que no tenía "nada que comentar" y que, "si ha lugar", contestará "por vía administrativa" a la Xunta, "como lo ha hecho siempre", pero que no lo hará a través de los medios de comunicación.