Todas las ciudades, A Coruña un buen puñado, tienen edificios emblemáticos pendientes de reciclaje, una reprogramación arquitectónica y de usos que les de un segundo aire después de años cerrados o en declive. De iniciativa pública o privada, con mayor o menor intervención en su estructura y diseño, su reconversión no suele ceñirse exclusivamente al inmueble sino que remueve su ecosistema vecinal. De la cárcel de la Torre a Comandancia de Obras o la capilla de Oza, hay propiedades que reclaman atención y una nueva oportunidad para ser útiles en su municipio, como la tuvieron el cuartel de Macanaz al convertirse en la Fundación Seoane, el convento de las Capuchinas como Museo de Belas Artes, el antiguo Gobierno militar como centro cívico de la Ciudad Vieja o la Fábrica de Tabacos, nueva sede judicial.

Parece que la primera que se pondrá en marcha será la cárcel de la Torre. Después de un acuerdo de cesión por dos años con Interior y unas obras mínimas para que pueda albergar actividades de forma segura y salubre, la prisión tendrá actividad regular gestionada por una entidad elegida a través de un concurso ya convocado. El traspaso definitivo está pendiente de los juzgados. Para Comandancia de Obras hay proyecto de reforma sacado a concurso por Fomento. El Gobierno anterior había proyectado transformarlo en un centro para artistas y actualmente está okupado y judicializado. También en los tribunales está el cine Avenida, propiedad de Abanca, en condiciones cada vez peores en el corazón de la ciudad aguardando su rehabilitación.