El joven que dejó ciego de un ojo a otro en agosto de 2013 tras propinarle un puñetazo sin motivo en la entrada al centro comercial Los Cantones Village fue condenado a tres años de prisión y a pagar una indemnización de 63.000 euros. La Audiencia Provincial de A Coruña consideró que la intención del procesado no era causarle esa lesión a la víctima, por lo que rebajó la pena a tres años de cárcel -La Fiscalía reclamaba nueve años-. El tribunal, tal y como demandaba el abogado defensor, Diego Reboredo, tuvo en cuenta la preterintencionalidad, una conducta recogida en el Código Penal que sirve de atenuante porque el resultado del puñetazo fue mucho más grave de lo previsible.

"Se trató de un golpe y no existen elementos indiciarios mínimamente suficientes para declarar acreditado y fuera de toda duda razonable que el autor de la agresión hubiera previsto como altamente probable que su acción provocaría la pérdida de visión del ojo afectado", señalan los magistrados en la sentencia, contra la que cabe presentar recurso de casación.

El imputado alegó durante el juicio que creyó que uno de los acompañantes de la víctima le había gritado "guapa" a su novia y negó haberle asestado un puñetazo. Así, aseveró: "Braceé, pero con ninguna intención de darle un golpe en el ojo". El tribunal considera probado que le dio un puñetazo en el ojo, aunque matiza que "no es descartable que se dirigiera al rostro".

Las forenses aseveraron que es "muy difícil" que con solo una bofetada causase esas lesiones, al tiempo que indicaron que es probable que el golpe lo propinase con el puño cerrado. La Fiscalía reclamaba que fuese condenado a nueve años de cárcel y a abonar una indemnización de 42.600 euros.

El tribunal consideró veraz la versión de la víctima, quien contó que se dirigía a una discoteca del centro comercial tras asistir a una cena con sus familiares cuando uno de los presentes en la reunión, que residía en Madrid, se desvió hacia otra puerta. Una de las personas del grupo le gritó que regresase, ante lo que el imputado se giró y le asestó una bofetada. Cuando la víctima intentó mediar, el condenado le golpeó en la cara para, después, ponerse en "actitud de boxeador" y darle un puñetazo en el ojo derecho.

El joven, que es ingeniero, contó en el juicio que sufre graves secuelas que le dificultan su trabajo. "Cuando estoy muchas horas delante del ordenador me mareo, todo el enfoque se centra en un solo ojo, tengo problemas al conducir y, al principio, dolores de cabeza. La mayor angustia que tengo es que me pueda pasar algo en el único ojo que me queda", señaló. Tras sufrir el puñetazo, el perjudicado manifestó que se quedó "en el sitio" y que empezó a sangrar por el ojo derecho. "En ese momento pensé que no tenía ni ojo", testificó.

El imputado, además de a tres años de prisión, fue condenado a la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros del domicilio y lugar de trabajo de la víctima, así como de comunicarse con ella por cualquier medio, durante cuatro años. El procesado tiene antecedentes penales.