"Solo con dar una mano es suficiente para aliviar el sufrimiento de esa gente", cuenta Iago Mera, un voluntario coruñés que en septiembre de 2015 decidió plantarse en Lesbos con un compañero de trabajo, ambos expertos en socorrismo, para ayudar en las labores de rescate de refugiados. El voluntario forma parte de la ONG Proactiva Open Arms, que ayer presentó en el muelle de Batería el Ibaizabal Tres, un remolcador de más de cuarenta años con base en A Coruña, que se unirá a la flota de rescate de la ONG en aguas del Mediterráneo en julioProactiva Open ArmsIbaizabal Tres. El buque, donado por el Grupo Ibaizabal y con capacidad para albergar hasta 600 personas, fue rebautizado como Open Arms tras ser rehabilitado durante cinco meses entre Burela y A Coruña.

"Estábamos cansados de ver imágenes y lo que nos daba más miedo era que la gente de alrededor era inmune a ellas", relata el coruñés. Al llegar a Lesbos tenía "miedo de no estar a la altura", pero pronto se dio cuenta de que toda ayuda era poca. "Era un éxodo masivo, familias enteras, con niños, ancianos, enfermos, discapacitados que huían. Una cosa es verlo por la televisión y otra es olerlo", explica Mera, quien no dudó en echarse al mar para salvar vidas. "Faltaba gente en el agua porque la gente se ahogaba a dos metros de la orilla", recuerda.

Tras Lesbos, donde la ONG rescató a miles de personas del mar Egeo, viajó al Mediterráneo central, en el canal de Sicilia, la frontera más mortífera del planeta, según Proactiva Open Arms. El año pasado, en cuatro meses, la organización salvó 15.000 vidas a bordo del velero Astral, protagonista del documental de Jordi Évole sobre el drama en el Mediterráneo. Desde principios de 2017 hasta ahora, rescató más de 5.000 personas en las mismas aguas. El Open Arms, Open Armsque estaba a punto de entrar en el desguace como remolcador de altura cuando fue transformado para misiones de rescate, permitirá a la ONG trabajar en invierno, algo complicado en el Astral. El buque, en cuya reforma se invirtieron unos 600.000 euros, cuenta con una larga trayectoria en la flota de Salvamento Marítimo e intervino en catástrofes como la del Prestige.

El voluntario coruñés explica que las personas que intentan alcanzar las costas europeas a través del Mediterráneo son diferentes a las que rescataban en el mar Egeo, donde dejaron de trabajar tras el acuerdo de la Unión Europea con Turquía, que retiene a los refugiados sirios en campos que no pueden abandonar. "No se puede diferenciar entre refugiados e inmigrantes porque todos huyen de algo. El Mediterráneo es un cruce mucho más peligroso y llegan machos alfa, de edades de entre 15 y 30 años. Viajan solos o en núcleos familiares pequeños, llegan desde Gambia, Libia, Bangladés... para mí son todos iguales, no diferencio por nacionalidades", cuenta Mera, quien añade que la mayoría de mujeres están embarazadas y fueron víctimas de violaciones y agresiones sexuales.

El fundador de la ONG, Óscar Camps, incidió en que las condiciones en las que se encuentran las personas que huyen de sus países son "cada vez peores". Las mujeres llegan "destrozadas, violadas y agredidas"; y los hombres, "con quemaduras de segundo grado por la mezcla del agua salada y gasolina y con tiros porque cuando intentan ayudarlas les disparan", indicó. El capitán del buque, Andreu Rul.lan, subrayó que las personas a las que rescatan "no vienen, sino que se van", al tiempo que recalcó que se "arriesgan" para hacer un viaje "de dos o tres años". Para la primera misión en el Open Arms la ONG cuenta con un equipo de seis rescatadores, dos médicos y siete miembros de la tripulación, entre ellos José Carlos Miranda, de Bueu (Pontevedra), además de dos periodistas. Los voluntarios demandan "indignación" a la sociedad para lograr "sensibilizar" a los políticos.