Cuando Montse Sancho y Mercedes López unieron sus fuerzas e ilusión para abrir la Escuela Infantil Municipal de Monte Alto en 1987, no pensaron que 30 años después se convertiría en "una gran familia", como ellas mismas definen. Aunque su labor es enseñar, confiesan que "lo más importante" es que aprenden día a día de los pequeños. "Es la mejor profesión", se atreve a decir Montse, que recuerda a todos y cada uno de los niños y niñas que pasaron por la escuela. "El otro día le dije a una madre que aún teníamos el mandilón de Diego aquí y él ya tiene 32 años", cuenta entre risas.

Toda una vida entre juguetes, libros y pañales. Pero Mercedes señala que "ha pasado volando". "Lo vivimos intensamente", apunta. Para celebrar el aniversario, la escuela organiza mañana un encuentro que supondrá "un paseo por los recuerdos". Estos días, las profesoras han recuperado objetos y fotografías para poner el punto emotivo a la fiesta, en la que se reunirán antiguos alumnos y familiares que han sido convocados a través de las redes sociales y mediante el boca a boca.

Patricia Losada y Roberto Rodríguez son dos ejemplos de los cientos de niños que dieron sus primeros pasos en el centro. Patricia tiene ahora 25 años y es profesora de Infantil. Recuerda "pocas cosas" de su etapa como alumna en Monte Alto pero se le quedó grabado el concepto de amistad. "La pandilla era lo más importante y éramos muy amigos porque también compartíamos el grupo de teatro y pasábamos mucho tiempo juntos". Para no perder su relación con las profesoras, acude a diferentes actos y les acompaña en actividades como el Día de la Ciencia en la Calle.

Roberto tampoco ha perdido el contacto, sobre todo porque su madre trabaja en la escuela. Le hubiera gustado que su hijo siguiese sus pasos, pero "ahora va por puntos y no pudo entrar aquí". A sus 32 años, comenta que guarda "muy buenos recuerdos" y explica que "da mucha confianza a las familias ver que llevan 30 años trabajando".

Lo confirman Javier Pena y Julia Manteiga, padres de Gemma. Ya tiene 26 años pero cuando era pequeña disfrutaba con los juguetes de La Sirenita dentro y fuera del centro. Javier fue uno de los primeros padres del APA y recuerda que "había una buena relación entre todos" y siempre intentaban "ayudar" a las profesoras "para organizar actividades y celebraciones". "Son gente maravillosa", agrega Julia. El matrimonio asegura que si hubiesen tenido "otro hijo, también habría ido a esta escuela". Eso hizo Paula Martínez. Cuando la escuela tenía pocos años de vida, desempeñó sus prácticas ahí durante dos cursos y en cuanto se quedó embarazada supo a dónde mandar a sus niños, que ahora tienen 9 y 14 años. "Fue una experiencia muy buena y mis hijos aprendieron a ser amigos de sus amigos", declara.

Todos ellos tienen su hueco en las orlas que cuelgan por el centro, que guarda multitud de recuerdos que saldrán a la luz mañana en un día muy especial tanto para trabajadores como alumnos. De ahora y de siempre. No faltará a la cita Maribel Fernández, que hasta hace 10 años era la cocinera de la escuela. "Los niños son un amor y fue una experiencia fantástica", manifiesta. No siente morriña porque vive justo al lado y puede seguir los pasos de los pequeños desde su ventana. "Siempre estoy por aquí así que me siento como si fuera una más de la casa". Y lo es.

Todos y cada uno de los que han pisado la escuela forman parte de su historia y de esos 30 años de aprendizaje y enseñanza. Montse y Mercedes aún se emocionan al recordar cómo comenzó todo. No se esconden y afirman que los inicios fueron muy duros pero "valió la pena". Lo tienen claro. "Tenemos un marco de relaciones inmenso con familiares, alumnos, administraciones... Hay padres que han acabado siendo amigos".

La ilusión de ambas permanece intacta. Se nota cuando hablan de su escuela, de sus niños y de lo que han creado, una familia. Mañana se cumplen 30 años de ese nacimiento y esperan que las celebraciones continúen en un futuro. Mercedes y Montse no dudan en que desean seguir trabajando con los pequeños, "que no tienen filtro y le dan valor a todo", aunque en algún momento les tocará ceder su sitio para verlo desde otra perspectiva.