Para aprender, no solo hay que acudir a clase. Y si no, que les pregunten a los cinco alumnos del ciclo superior de Comercio Internacional del IES Menéndez Pidal que consiguieron una beca para realizar las prácticas lejos de casa. Sara Rey, Eva Caballero, Daniel Martínez, Sergio López y Estela Palmero fueron los afortunados que durante casi tres meses disfrutaron de "una experiencia única" en la que se sumergieron en nuevas culturas.

Malta fue el destino de Estela y Sara. Las dos recomiendan esta aventura porque "conoces otra forma de trabajar" y eso es "importante" para desarrollar la creatividad y abrirse nuevas puertas. Realizaron sus prácticas en una empresa de impresión de publicidad y su labor era captar nuevos clientes. "El comercio internacional es eso, hacer relaciones fuera, en otros países, así que creo que la experiencia es muy buena", explica Eva, a la que no le importa repetir. Su compañera Sara cree que todos los ciclos superiores deberían ofrecer esta oportunidad a los alumnos porque "conoces otras culturas e idiomas". Ambas volvieron con un buen nivel de inglés. "Practicas el idioma sí o sí, no te queda otra", agregan.

Tuvieron la suerte de acompañarse una a la otra en esta aventura, aunque no les hubiese echado atrás hacerlo solas. "Es un apoyo ir con alguien que conoces", dice Eva. Tras 24 horas juntas en Malta cada día, han consolidado una bonita amistad. Otra de sus compañeras, Estela Palmero, hizo las maletas para irse a Rumania, aunque tuvo que hacerlo en solitario.

Daniel Martínez y Sergio López también realizaron sus prácticas muy lejos de casa. Alemania fue su país de adopción durante dos meses y medio. Compartieron experiencia pero no lugar de trabajo. Daniel se introdujo en una compañía de publicidad mientras que Sergio trabajó para el sector textil. El idioma fue uno de los obstáculos, pero lo superaron sin problemas.

"No sabía nada, tenía un nivel cero. Al principio me costó pero a poco a poco fui soltándome y ya iba entendiendo", confiesa Martínez, que no descarta seguir estudiando alemán en España. Su compañero sí había ido a clases durante 18 meses, ya con la mente puesta en esta oportunidad, pero una vez allí mejoró su nivel "a un buen ritmo". "Es fantástico para aprender. Estás en una empresa ocho horas y tienes que hablar el idioma porque no te queda otra", señala. Los dos repetirían "seguro" porque esta beca no solo les ha permitido trabajar a miles de kilómetros de A Coruña sino también "conocer el idioma, la gente y otras ciudades".

El IES Menéndez Pidal ofrece esta aventura para introducirse en el mundo profesional a cinco alumnos del ciclo superior de Comercio Internacional, teniendo en cuenta sus notas para premiar a aquellos que se han esforzado en dedicarle tiempo a la materia.