Quería un piano, pero acabó con la guitarra de su hermano, sacando de oídas en el salón una canción de The Beatles. Y, a partir de entonces, ha sido su compañera de viaje. Juan Luis Guerra, cantautor y productor musical de temas tan conocidos como Ojalá que llueva y Bachata Rosa, llega esta noche a la ciudad como parte de la nueva etapa de su gira Todo tiene su hora, con la que ya ha pasado por puntos de España como Tenerife y Marbella. Las canciones de su último trabajo homónimo, y los grandes éxitos de sus más de tres décadas de carrera serán el equipaje que el dominicano traiga para su actuación, un alto más en su camino de boleros, merengue y aplausos con el que regresa a las 22.00 horas a un Coliseum que lleva sin verle más de veinte años.

La última vez que lo visitó, en 1991, cerca de 15.000 personas se agolparon en el recinto. Pasillos y escaleras se llenaron de espectadores deseosos de escuchar sus letras, que esta noche hablarán, como siempre ocurre con Guerra, de amor, familia y reivindicación social; tres temas que el autor lleva cultivando desde sus inicios profesionales en la década de los 80. El trabajo que presentará en su actuación, Todo tiene su hora, continúa esa misma línea, aunque introduciendo nuevos sonidos a través de instrumentos como el clarinete y el violín. Con ellos el dominicano ha querido encontrar otros ritmos en la música popular, que tocará hoy junto a los intérpretes de su inseparable banda 440.

El repertorio del concierto incluirá temas de su último álbum como Cookies & Cream y la pieza que Guerra grabó en colaboración con el músico Johnny Ventura, De Moca a París. Ojalá que llueva café, la canción con la que el artista se consolidaba a escala internacional en 1989, tampoco faltará, al igual que La Bilirrubina, que nacía un año más tarde.

A la hora de componer, el dominicano asegura que su mayor fuente de inspiración es su esposa Nora, pero en este último caso las musas le sorprendieron en el lugar menos pensado, un hospital al que acudió debido a la tonalidad amarilla que presentaba su piel. Cuando le dijeron que el motivo era que le había subido la bilirrubina, el cantautor tuvo ese "cosquilleo" que dice sentir en los momentos de composición, y creó el tema, que incluiría en su exitoso disco Bachata rosa.

La familia, sin embargo, sí ha sido responsable de varios de los temas de Todo tiene su hora. Dime Nora mía, por ejemplo, narra el tiempo que el artista pasó en Nueva York junto a su mujer, igual que Muchachita linda, que compuso pensando en su hija Paulina. Y es que para Juan Luis Guerra, casi tan famoso por su música como por su timidez, el hogar es una cuestión importante. En él pone a prueba sus canciones junto a su esposa antes de lanzarlas al mundo, y también fue en él donde recibió, por parte de sus padres, el apoyo necesario para embarcarse en la industria de la música en su juventud.

Al principio, reconoce, lo hicieron con ciertas reservas. Querían que Guerra estudiara una carrera, y el cantautor probó con Filosofía y Letras, pero no había pasado casi ni un año antes de que la insistente llamada del merengue y el jazz le llevaran al Berklee College of Music. Allí comenzó a fraguarse esa mezcla de bolero, bachata y salsa que pocos años después de graduarse le harían famoso y que ha empleado desde entonces para hacer bailar a quien le escuche. Durante décadas, el artista le ha cantado al amor, a los problemas de su tierra natal e incluso a la religión. Ha compuesto 13 discos, ha ganado 19 grammys latinos y ha colaborado con más de 20 músicos, entre los que se encuentran intérpretes como Alejandro Sanz, Maná y Luis Fonsi.

A la lista, y como proyecto de futuro, Guerra quiere añadir a Paul McCartney. Interpretar una bachata con el exbeatle, cuyas canciones comenzaron todo, es para el dominicano un sueño por cumplir que todavía hoy sigue intentando realizar. Tiene, no obstante, tiempo de sobra, porque no piensa en jubilarse. Tampoco podría. La música, como dice, es una profesión para siempre.