Una carta enviada a la Autoridad Portuaria ratifica de forma oficial el anuncio público que todo el mundo conocía desde noviembre pasado: Pemex, la empresa estatal mexicana de petróleos, abandona su proyecto de terminal de hidrocarburos en el puerto exterior, para el que había solicitado autorización en agosto de 2012. "Eso ha quedado aparcado, ha cambiado mucho la estrategia de suministro y precios entre Europa y Norteamérica", declaró en Vigo el pasado noviembre José Manuel Carrera, directivo de Pemex.

A pesar de esta declaración pública del gigante mexicano, el Puerto se resistió a admitir el fracaso de la iniciativa y reiteró que el aval depositado por la empresa seguía vigente. "Si Pemex quiere descartar su desembarco en A Coruña, lo está disimulando muy bien", llegó a comentar el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, quien incluso en abril afirmó: "El aval está vigente y para nosotros continúa viva la operación".

La comunicación remitida ahora por el grupo mexicano, según han confirmado fuentes de la Autoridad Portuaria, hace referencia a la nueva situación en el mercado de los hidrocarburos, que da al traste con el centro de distribución que pretendía instalar en punta Langosteira. La insuficiente capacidad de México para procesar su petróleo le lleva a trasladarlo a refinerías europeas para elaborar combustibles, que luego proporciona a sus clientes desde bases logísticas como la proyectada en el puerto exterior, para la que solicitó una superficie de 30.000 metros cuadrados y en la que pensaba invertir 58 millones de euros.

Pero las enormes dificultades financieras que surgieron en Pemex por la caída de los precios del petróleo después de que hubiera anunciado su plan para A Coruña hicieron temer ya que no se llegara a materializar. En mayo de 2013, menos de un año después de la firma, la compañía hizo público que su presencia en punta Langosteira -inicialmente prevista para 2014- se retrasaría al menos a 2016. En diciembre de ese mismo año, un directivo de Pemex declaraba que el proyecto seguía "en estudio", con lo que eludía confirmar su puesta en marcha.

Una y otra vez, Enrique Losada insistió durante los últimos cinco años en que el proyecto mexicano estaba en vigor, incluso después de que el pasado otoño la propia empresa lo diera por anulado. La carta llegada ahora al Puerto no hace más que confirmar de forma oficial la retirada de Pemex, aunque la compañía le informa de que podría retomar el proyecto en caso de que mejore su salud financiera y de que el sector petrolífero cambie.

Marea Atlántica, que sustenta el Gobierno local, calificó el abandono del plan de Pemex de "naufragio" y advirtió de que no puede ser utilizado como "una excusa para volver a cometer los mismos errores y malvender los terrenos portuarios en el centro de la ciudad".

El PSdeG-PSOE, a través de su diputado autonómico Abel Losada, aseguró sobre el desestimiento de Pemex que "era obvio que se estaba hablando de publicidad y propaganda". Losada aseguró que lamenta la paralización del proyecto, pero también la "utilización propagandística y partidaria" que, a su juicio, se hizo de esta iniciativa empresarial por parte del PP.

La Autoridad Portuaria no se ha manifestado acerca de la repercusión que tendrá para punta Langosteira la ausencia de Pemex, aunque en noviembre Enrique Losada, nombrado por el Gobierno gallego de Alberto Núñez Feijóo, ya había declarado que la viabilidad del puerto exterior "no depende en ningún caso de una única operación; hay muchos operadores y posibilidades". En su opinión, la nueva dársena opera "francamente bien" y es "optimista" acerca de su futuro. En la misma línea se pronunció entonces el presidente de Portos de Galicia, Juan José Durán, quien, ante la posibilidad de que Pemex finalmente no recalara en Langosteira, advirtió de que este hecho "no condicionará su viabilidad económica", ya que consideraba que el puerto exterior "tiene mucho futuro".

En aquel momento todavía no se había anunciado una nueva solicitud para instalarse en la dársena, la de la empresa española, Deep Water Oil Transhipment Hub, dedicada al almacenamiento y distribución de combustibles, que pretende ocupar 45.000 metros cuadrados. Esta superficie es superior a la que Repsol solicitó inicialmente, 30.000 metros cuadrados, aunque esta compañía, que debe comenzar su actividad en Langosteira el próximo año, puede llegar a extenderse por 285.000 metros cuadrados más.

El final del proyecto de Pemex dirige las miradas a otra iniciativa en Langosteira aún más antigua y sin materializar, la de Beijing 3E. El grupo chino solicitó instalarse en Langosteira en mayo de 2012 para ocupar 120.000 metros cuadrados e invertir 270 millones de euros en una planta de reciclaje de aceites navales. Pese a que desde aquel momento no ha vuelto a haber noticias de la compañía, la Autoridad Portuaria mantiene que la actuación no ha sido descartada y alude a la lentitud de las decisiones empresariales en China para justificar el retraso de su puesta en marcha.