Cuatro años después de la entrada en vigor del Plan General de Ordenación Municipal, la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos de Nostián mantiene las mismas dimensiones que en el momento de su apertura, pese a que la normativa urbanística aprobada en 2013 por el PP establecía como una de las actuaciones prioritarias la ampliación del complejo en su primer cuatrienio de vigencia. Ni el PP durante su mandato ni Marea Atlántica en el actual han dado pasos públicos por cumplir este objetivo del plan general ante los problemas que soporta la planta de Nostián desde hace años.

El documento detalla que las instalaciones serían aumentadas en 122.591 metros cuadrados mediante la expropiación de terrenos situados entre la planta y la refinería de Repsol, que forman la ladera del monte en cuya cima está situado el vertedero de residuos no fue posible tratar. El coste estimado de la adquisición de esa superficie era de 22 millones de euros, de los que la mitad los aportaría la Xunta, mientras que el resto lo costearían el Estado y la Diputación a partes iguales, según los planes económicos recogidos por el Gobierno de Carlos Negreira en el documento aprobado en 2013, que no preveía ningún tipo de inversión municipal.

La gestión de la planta de basuras ha estado presidida desde su inicio, hace casi dos décadas, por los continuos enfrentamientos entre el Gobierno local y la concesionaria de la planta, la empresa Albada, -que han derivado en varios pleitos judiciales-. Ambas partes dirimen en los juzgados reclamaciones millonarias por el coste de la gestión de los residuos, mientras que las auditorías técnica y económica encargadas por el anterior Ejecutivo alertaban de que la viabilidad económica de la planta estaba en riesgo. El Concello estudia ahora las posibilidades de gestionar la planta directamente, pero para ello debe aclarar cuándo termina la concesión, ya que discrepa con Albada sobre si es en 2019 o incluso en 2021.

En las disposiciones del plan se advertía que la construcción de nuevas instalaciones o depósitos de materiales en los terrenos "procurará su integración en el entorno". A esto hay que añadir que la ubicación de las parcelas junto a la refinería obligará a que los proyectos que se desarrollen allí sean sometidos a las disposiciones del Plan Especial de Emergencia Exterior del complejo petroquímico, que establece limitaciones para la construcción y a la adopción de medidas de seguridad.