El plan de acción contra el ruido que pasará por junta de gobierno la próxima semana es un proyecto a largo plazo. Diseña una serie de acciones para reducir la contaminación acústica que sufren los coruñeses pero también un cambio de modelo más profundo relacionado, fundamentalmente, con la movilidad y unos hábitos de ocio nocturno que sean compatibles con el descanso de los vecinos. Además de acciones para la reducción del tráfico y de su velocidad en algunas zonas, propone ayudas para el aislamiento de las fachadas, una revisión de las licencias de la hostelería nocturna y crear rutas peatonales y ciclistas.

Más de un tercio de la población coruñesa, según el diagnóstico del plan, sufre ruidos nocturnos superiores a los máximos recomendados, de 55 decibelios. Son un 37%, un porcentaje que se eleva al 60% si se pone la barrera en los cincuenta decibelios. Durante el día, son un 23% los vecinos que padecen ruidos mayores a los 65 decibelios establecidos como límite.

El estudio encargado por el Concello concluye que los focos de ruido ambiental que inciden más en los coruñeses parten del tráfico, sobre todo de la grandes vías de alta capacidad que atraviesan la ciudad y llegan al mismo centro, y el ocio nocturno.

Alfonso Molina y A Pasaxe se llevan la palma pero hay más. El tramo que va desde la ronda de Outeiro a Linares Rivas cuenta con niveles nocturnos de entre 70 y 75 decibelios. Otras vías afectadas son Severo Ochoa y Salgado Torres, también San Cristóbal, la ronda Camilo José Cela y los tramos rodeados de viviendas de la AP-9.

Por zonas, es el Ensanche el distrito coruñés con mayor porcentaje de vecinos afectados por el ruido, un 73% de los residentes en el barrio, que concentra buena parte de la actividad diaria y está circundado por varias vías de alta capacidad con tráfico que penetran casi sin calmar en el centro.

El plan de ruido proponer medidas de carácter general para toda la ciudad y otras específicas por distritos, consejos que no pretenden ser "exhaustivos", según los redactores del documento, y que precisan de un "desarrollo posterior". En cuanto al tráfico, proyecta, entre otras cuestiones, incrementar el control sobre los vehículos que circula con escape libre o tubos no homologados y la reducción de velocidad en varias zonas de A Coruña, de 50 a 30 kilómetros por hora, para obtener una circulación "más tranquila" y más segura para peatones y bicicletas. Mejor señalización, carriles bici, pasos de cebra... y coordinación con la otras administraciones propietarias de vías del término municipal, como Fomento o la Xunta. El plan también sugiere acciones concretas para barrios y áreas especialmente afectados por la contaminación acústica, como un corredor verde en parte de la ronda de Nelle y supermanzanas en Agra do Orzán.