Aunque dicen que los gatos tienen siete vidas, el Centro de Acogida de Animales del Concello se encarga de garantizar una segunda oportunidad a felinos y perros. Según los datos ofrecidos por el Ayuntamiento, se recoge más de una mascota al día. La mayoría de ellas no tiene chip, por lo que resulta imposible localizar a su dueño y se inicia el proceso de darlas en adopción.

Así empieza la segunda vida de estos animales. A través de la campaña (A)Colle, en la que se demanda una adopción responsable, un total de 212 mascotas encontraron el año pasado un nuevo hogar. Fueron once más que en 2015. Gatos y perros, que encuentran un espacio de espera en el centro de acogida, pasan de media un año en las instalaciones antes de dar con sus nuevos compañeros. Esto provoca que el número de mascotas en proceso de adopción aumente y los rescates disminuyan. En 2016, fueron retirados de la vía pública 331 canes y 136 felinos.

Con el lema Unha amizade non ten prezo pero si moito valor, el Concello pretende que aquellos que busquen un perro o gato no miren en las tiendas de animales sino que se planteen la adopción. Las instalaciones del centro de acogida -en Lugar Bens, s/n- se pueden visitar sin compromiso, y quizá así exista un flechazo entre dueño y mascota.

Entre las funciones que desarrolla el centro destacan el fomento de la adopción responsable de mascotas en la ciudad, el desarrollo de campañas y acciones que favorezcan la educación a la sociedad en el respeto a los animales y la recogida de animales en las calles y su posterior acogida. A la espera de un nuevo hogar. En la página web del Concello también se puede visualizar a algunos de las mascotas que esperan ser adoptadas lo antes posible. En total, se ha colgado información de 18 animales, 12 perros y 6 gatos. Misha aparece como la gata más veterana, ya que nació en 2013. Rambo es un mastín de tres años mientras que Pumba y Axel, de la misma camada, tan solo tienen tres meses de vida.

Todos ellos comparten el deseo de encontrar un nuevo hogar. Algo que ya han hecho algunos de sus compañeros, 212 el año pasado. Pero no son los únicos datos de los que dispone el Concello. Los dueños también deben solicitar licencias en caso de tener perros que puedan causar daños. En 2016, fueron 143 las licencias solicitadas para canes potencialmente peligrosos, de las cuales se concedieron 117, se denegaron dos, se renovaron 17 y siete están en trámite. Las solicitudes son 33 más que en 2015.

Estos permisos no garantizan que los animales no causen daños por lo que también se han abierto expedientes sancionadores. El año pasado fueron 185 por faltas leves, 56 más que el año anterior. Los dueños han tenido que desembolsar 3.570 euros por estos castigos a animales domésticos, más del doble que en 2015, cuando se abonaron 1.530 euros en multas.

El centro de acogida pide, por tanto, que la adopción sea responsable ya que "estos animales tuvieron una vida dura y llegaron" a las instalaciones "en malas condiciones" por lo que "tienen derecho a gozar de una vida digna". Eso es lo que persigue la campaña (A)Colle, que define la adopción como un compromiso, por lo que los que se propongan acoger a un animal deben conocer las obligaciones que esto conlleva.

Txispa, Lolo, Colak, Tula o Kita son algunas de las mascotas que esperan ser llamadas por sus dueños en una casa, lejos de un centro que les prepara para salir de nuevo al mundo. La responsabilidad por parte de los propietarios tiene que seguir en las calles con correas para evitar sustos o con la recogida de defecaciones. En 2016, los servicios de limpieza recogieron 9.600 kilos de excrementos, por los 9.020 que se contabilizaron hace dos años.