Para algunos, como para Ana, ser policía es algo que siempre había estado en sus planes. Viene de una "larga saga" policial, así que, asegura que "el servicio al ciudadano" es algo que ha visto desde pequeña en casa y que quería incorporar también a su vida adulta.

A otros, como a Diego y a Iván, sin embargo, la vocación les vino en forma de oportunidad laboral, después de haber intentado trabajar en lo que habían estudiado sin conseguirlo. Después de pasar la oposición y de casi un año de formación en la Escuela de la Policía Nacional de Ávila, el 20 de julio, más de una decena de agentes llegaron a la Comisaría de Lonzas para ejercer su periodo de prácticas, estarán hasta el mes de junio, tendrán que pasar por todas las brigadas del Cuerpo y, después, jurar el cargo, elegir destino -en el que estarán un mínimo de dos años- y también especialidad.

Por ahora, están descubriendo la realidad de su profesión, cómo reaccionar cuando los problemas están a tan solo unos pasos y no en las páginas de sus apuntes. Para todos, al menos por ahora, la experiencia está siendo "muy positiva", aseguran que aprenden cada día de sus compañeros, de los que llevan años y años de servicio, subidos en los coches rotulados de la Policía Nacional, pendientes de la seguridad de los vecinos.

Ana y su compañero Santiago están haciendo prácticas de inspectores. "En Ávila te enseñan de todo, pero cuando pasas por comisaría lo pones en práctica y amplías los conocimientos", dice Ana, que asegura que lo que más están aprendiendo en Lonzas es a tener "una buena capacidad de respuesta, a saber reaccionar en tiempos cortos". En su primer día en la comisaría recuerda que consiguieron evitar que una mujer se suicidase.

Para Santiago, que es de Madrid, A Coruña no era su primera opción, ahora está en la unidad de Extranjería donde, asegura que "se ve de todo". Sonia es de A Coruña y tuvo "suerte" al poder empezar en "seguridad ciudadana", subida a un coche de la Policía Nacional, porque era su especialidad preferida. "Aprendes a reaccionar, pero también te conoces a ti misma, sabes cómo te enfrentas a las cosas", resume. Saúl es de Sarria (Lugo) y, aunque en el futuro le gustaría entrar a formar parte de los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES) asegura que, donde más expuestos están los agentes, es en la brigada de seguridad ciudadana, ya que, muchas veces lo que les dicen cuando les dan un aviso por radio para que vayan a un sitio es "completamente diferente" a lo que se encuentran.

Reconoce que el primer día sintió una mezcla de "miedo y nerviosismo" al tener que "identificar a una persona" pero que, "dos horas después", ya estaba "deseando" poder actuar otra vez. "Esto no es la escuela ni una situación simulada", describe. La sensación que les deja intervenir la describen un poco entre todos como una satisfacción por "el deber cumplido".

María, que es de Madrid, está "conociendo A Coruña gracias a las vueltas" que dan con los coches del 091 por las calles. De su trabajo, una de las cosas que más le gusta es que les llamen para labores asistenciales y poder "echar una mano" a las personas que lo necesitan. Recuerda que una vez tuvo que ir a una actuación que se estaba celebrando en la calle, con personas disfrazadas, para tranquilizar a un vecino que creía que la función era real. En el futuro, le gustaría ingresar en la unidad que lucha contra la trata de personas.

Tanto para Lucas, que es de Ponferrada, como para Miguel, A Coruña es una buena ciudad para aprender, porque tiene "un buen volumen de trabajo", es decir, que les daría la oportunidad de intervenir en algunos casos, aunque sin ser excesivamente conflictiva. Como la mayoría de sus compañeros ha empezado en Seguridad Ciudadana, donde se quedará hasta el 1 de octubre. "Prefiero tocar todos los palos bien que tener intervenciones demasiado complejas", dice Miguel, que asegura que se decidió a meterse en la Policía Nacional porque le parecía un "trabajo dinámico, que defendía los mismos valores" que él.

Carlos es de Ponferrada y asegura que, "como los compañeros son bastante abiertos", consiguen poner en práctica toda la teoría que les enseñaron en Ávila. Para Miguel Ángel, que es de A Coruña, estas prácticas suponen ver la ciudad con otros ojos. "Cuando vas de paisano parece que aquí nunca pasa nada, que es una ciudad muy tranquila, pero cuando vas de uniforme te das cuenta de que hay más de lo que parece, como disputas vecinales o broncas que, de paisano no sueles ver", explica.

Abel es de Lugo y su experiencia está siendo diferente a la de los compañeros que empezaron ya en seguridad ciudadana, a él le tocó la Oficina de Denuncias y, asegura, que, "muchas veces", tienen que actuar "como psicólogos", porque llegan personas a la comisaría con un problema que ellos deben solucionar. Alberto es de Meira, también de Lugo, y de todos los días que lleva en Lonzas destaca que sus compañeros más veteranos "siempre van un paso por delante", así que, ellos, que están de prácticas, solo tienen que "seguirles para hacerlo bien". Las dudas, explica Diego, les surgen más a la hora de "completar algún papeleo" que en la calle, cuando tienen que hacerse cargo de alguna intervención.

Para Claudio, que es de Ponferrada, ver cómo actúan sus compañeros con más experiencia es la mejor manera de aprender a ser policía.