Begoña Rodríguez llegó al barrio con tan solo 5 años, y, 48 años después, "solo tiene buenos recuerdos de su infancia". Rodríguez recuerda todos los campos y jardines que tenían para jugar, los parques para patinar, los días en la fuente de La Cuca jugando con sus amigos a tirarse agua, o los baños en las pequeñas piscinas que había antes. Pero sin duda, el bloque en el que creció, el número 16, es la zona que recuerda con más cariño "por todo lo allí vivido".

"Teníamos todo el barrio para jugar, antes todo era campo, por así decirlo, además, también tenemos zonas cubiertas, y los niños podían jugar aunque lloviese y también los mayores podían, y pueden, bajar a las plazas", explica Rodríguez.