Los ladrones han echado el ojo a la estatua del perro Ney. La escultura que recuerda en la plaza de Lugo al popular animal, fallecido en 2014, apareció ayer despegada del suelo. Sufrió un intento de robo, el segundo según la dueña del can, Marisol Paz, ahora jubilada de la floristería desde la que su mascota se ganó el afecto de los vecinos. La pieza, de bronce, costó alrededor de 12.000 euros y fue elaborada por el escultor arteixano Miguel Couto, quien ayer constató que la estatua estaba más elevada de lo que debería. Todo apunta a que se intentó despegar la escultura haciendo palanca aunque sin éxito.

La propietaria del animal, que al mediodía de ayer desconocía todavía el nuevo intento de robo, se desplazó tras conocer la noticia hasta la plaza de Lugo para comprobar de primera mano el estado del recuerdo de Ney. Poco después de comprobar que alguien había tratado de arrancar de la plaza la escultura, Marisol Paz alertó al Ayuntamiento para solicitar que sellasen la pieza al suelo de la plaza con el objetivo de impedir que, en un nuevo intento, los ladrones consigan llevarse la figura y ésta acabe vendida o fundida. "En el Ayuntamiento me dicen que toman nota, pero nada más, y la Policía, si no se robó, no actúa", explicó la mujer. Paz recordó que, en la anterior ocasión en que se trató de robar la escultura de Ney, cuando ella todavía no se había jubilado -hace año y medio que se despidió de su tienda de flores- alertó al Concello por la mañana y esa misma tarde ya habían afianzado la talla al suelo.

La estatua permanece en la plaza de Lugo desde finales de 2014, poco después de morir el animal. Se realizó gracias a la donación de un matrimonio anónimo, después de que una colecta vecinal recaudara miles de euros, aunque no los 12.000 necesarios para abonar la pieza deseada, por lo que esa cuantía se donó a una protectora.