El futuro próximo del hotel Atlántico pasa, como esta semana avanzó el alcalde, por la convocatoria de un nuevo concurso para su gestión del que saldrá otra concesionaria, que relevará a la que en agosto de 2018 terminará su periodo de 50 años de adjudicación. El recinto seguirá manteniendo su uso hotelero, aunque podría incorporar alguna utilización de carácter público, según confirmó Xulio Ferreiro. ¿Podría llevar el concurso para su gestión un compromiso de obras? Parisiana SA, la concesionaria, planteó una reforma de la fachada del hotel en tiempos del alcalde Francisco Vázquez y trató cuestiones de tipo estilístico con el regidor Carlos Negreira años más tarde, aunque ninguno de estos planes prosperó. Arquitectos consultados por este diario se oponen a que el inmueble sea intervenido para mejora su integración en el entorno, dado el uso hotelero que conservará.

La oposición de los profesionales no se debe a que defiendan la estética del edificio actual, un bloque de planta baja y seis alturas situado junto a dos joyas arquitectónicas como son el Kiosco Alfonso y La Terraza de los jardines de Méndez Núñez, sino a la imposibilidad de "mejorar" su finalidad como recinto hotelero con algún tipo de actuación en su fachada.

"Como no se pinte por fuera, no veo qué más se puede hacer en el hotel, si va a seguir siendo hotel. Que se habilitase un casino en su día fue una pincelada nada más. Su construcción ya supuso una alteración del entorno, que después se estropeó más con otra mole a su lado, el edificio de la Diputación y el Teatro Colón", opina Alberto Unsain, que cree que el hotel Atlántico es un inmueble "muy poco afortunado".

Menos crítico con el diseño del edificio es Felipe Peña, quien lo considera "bastante digno", aunque coincide con Unsain en que es difícil buscar "apaños" que lo puedan mejorar. "Yo no veo intervenciones en el hotel y no me parecería acertado que el nuevo concurso señalase la realización de trabajos arquitectónicos. Es una idea que no me entusiasma. En todo caso, si se hiciese algo, que fuese algo elemental, algo no peligroso", comenta.

Fernando Agrasar, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña, tampoco es partidario de actuaciones formales en el Atlántico, un bloque en el que apunta que su mayor problema es el "exceso de volumen": "Si el edificio es un hotel, no es aconsejable hacer nada en la fachada, salvo medidas que a la larga repercutieran en un consumo energético más eficiente. Otra cosa, y ahí ya no me meto, es lo que se negocie respecto a la concesión".

A esta finalidad alude también el presidente de la delegación coruñesa del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, Roberto Costas, pero con medidas desde el interior del edificio y criterios de ahorro energético. "Técnicamente es posible hacer trabajos arquitectónicos en el hotel, pero no tengo claro con qué objeto. Nada debe salir de las ocurrencias, sino estudiarse mucho. No es adecuado pensar en hacer algo bonito y decorativo", cree Costas.

La concesión del Atlántico concluirá en agosto del próximo año, como confirmó una sentencia judicial, aún no firme, que da la razón al Concello respecto a la fecha y no a la concesionaria, que defendía que lo hacía en 2020. Parisiana SA, que no ha decidido si recurrirá el fallo o si se presentará al próximo concurso, paga anualmente un canon de 2.600 euros por el hotel, que a su vez le alquila la cadena NH por una cantidad mucho mayor que nunca ha confirmado. La empresa defiende lo que abona por el elevado gasto que hizo en el hotel desde 1999 y los quince años que ha tardado en amortizar esa inversión.

El hotel Atlántico se acabó de construir en 1968 en la parcela donde desde 1923 estaba el Atlantic Hotel, una joya arquitectónica que alojó a numerosas celebridades y que pasó a manos del Concello después de que Franco lo incautase a la familia Casares Quiroga.