Hace 14 años, cuando tenía 19, un accidente por conducir con exceso de velocidad de camino al trabajo, en la Brilat, y porque el ocupante del asiento trasero iba sin cinturón, le sentó en una silla de ruedas. El pronóstico no era bueno. "Mi lesión es incluso más alta que la de Ramón Sampedro. Los primeros años necesitaba ayuda para todo, pero con la rehabilitación y la natación luego pude arreglarme solo", cuenta Ángel López, un exmilitar jubilado por su tetraplejia que hace dos años consiguió la plata en un campeonato de España en 150 metros estilos, preside el Club Inclusivo Enki y acaba de comenzar un curso de buceo en el Club del Mar de San Amaro.

"No te dicen directamente que no vas a mover nada, pero te dicen que es tetraplejia y es muy difícil que puedas comer o vestirte solo. El primer diagnóstico es que no puedes mover nada de cuello para abajo. Psicológicamente es un batacazo bastante fuerte", cuenta López, quien recuerda que cuando tuvo el accidente "nunca había ido a un hospital". Ante una perspectiva poco esperanzadora, lo que le motivaba era poder ser autónomo en la vida cotidiana. "Poder ir al baño solo, vestirme solo, ser autosuficiente en la vida diaria", explica.

"La natación me vino bien para la espalda y las manos", cuenta López, que poco a poco ganó movilidad. "Estuve cinco años bastante limitado, pero después ya podía conducir solo y ahora me arreglo solo", explica. El deporte que le sirvió para cambiar el escenario que pintaban los pronósticos medios se convirtió en fuente de motivación e ilusión. "Siempre me habían dicho que tenía ciertas habilidades para nadar, ya antes del accidente. Y después me eché a nadar y vi que se me daba bien. Siempre me había gustado nadar, había sido socorrista, y me apetecía.

Antes, con el trabajo, nunca me había planteado competir porque no tenía tiempo, pero ahora que estoy jubilado y no me puedo quejar de la pensión, tengo que trabajar por estar bien", afirma. Su esfuerzo le llevó a quedar segundo en el campeonato español en 150 metros estilos en su categoría y competir en triatlón. No escatimó en inversión. "Me gasté 12.000 euros para poder competir en triatlón, 5.800 en la silla de atletismo especial y 6.000 en la bicicleta de mano. No tenemos ayudas", asegura. "La presidenta de la Fundación Abrente, a la que pertenece el Club Enki, Carmen Touza, nos dice que competimos en alto nivel por cabezones", cuenta López divertido. "Hubo una época en que veía que mis amigos tenían pareja e hijos y creí que yo no podría. Ahora vivo en pareja y sin problema, pero en una época pensé que sería bastante complicado", afirma. Y sentencia: "Es lo que hay. Es una vida la que tenemos y hay que vivirla con lo que nos toca".