La visita que un grupo de vecinos de la ronda de Nelle hizo este jueves al edil de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, para demandarle la retirada del viaducto de su calle que se cruza con la avenida de Finisterre reactiva una antigua reclamación vecinal en la zona suscitada ya desde la propia construcción del paso elevado, en 1978, y agudizada hace diez años por un proyecto anunciado por el Ayuntamiento para hacer desaparecer el viaducto y reemplazarlo por un túnel. En casi cuarenta años no han sido estas las únicas veces en las que los vecinos han insistido en pedir el derribo o la sustitución del vial, popularmente llamado scalextric, pero tras todas las protestas, que llegaron incluso a causar enfrentamientos entre entidades vecinales, el viaducto se mantiene en pie.

Los últimos en llevar la polémica infraestructura al Ayuntamiento son residentes en la ronda de Nelle cuyas viviendas dan directamente al viaducto y conviven a diario con el ruido de la circulación y el deterioro de la parte baja, donde los vehículos aparcan donde no deben y los malos olores son incomodidades constantes. Han preguntado a Varela si es viable la eliminación del viaducto y el edil les ha respondido que de momento el Concello va a realizar mediciones de tráfico en la zona con datos muy precisos para analizar si es posible derribar el paso elevado; cualquier alternativa al actual viaducto deberá tener pleno consenso, han resaltado fuentes municipales.

¿Qué alternativas han surgido hasta ahora? Muy pocas: o la construcción de un túnel, como había comunicado el exalcalde Javier Losada a comienzos de 2007 -con maqueta pero sin presupuesto-, con dos distancias diferentes de 265 y 115 metros; o la regulación semafórica del tráfico en superficie en la intersección de la ronda de Nelle y la avenida de Finisterre. Distintos semáforos se han colocado en este cruce en las últimas cuatro décadas para controlar las incorporaciones de una vía a otra en distintas direcciones.

El derribo del viaducto de la ronda de Nelle nunca ha gustado a los vecinos de los barrios del entorno. Prácticamente desde su apertura en agosto de 1978, cuando con su funcionamiento se puso fin a la línea del trolebús que por la avenida de Finisterre llegaba hasta la refinería, fueron más numerosas las opiniones en contra que a favor y desde entonces su desaparición ha sido reclamada con frecuencia.

"Nadie quiere el viaducto, ni antes ni ahora, por lo que apoyamos cualquier reivindicación vecinal", expresa el portavoz de los vecinos del Agra do Orzán, Ricardo Seixo. "O semáforos o rotonda, eso es lo que haría falta en el cruce. En todo caso, y tras evaluar el tráfico de la zona, que sea una solución fácil y barata", propone. El BNG apoyó ayer la última iniciativa vecinal que demanda la desaparición del viaducto y avanzó que en la negociación por los presupuestos del próximo año incluirá inversión para que un estudio urbanístico permita ejecutar una alternativa al vial elevado de la ronda de Nelle.

Lo que hace diez años hizo discrepar a los vecinos fue que, sin posturas unánimes, Losada anunciase el túnel como solución al derribo del viaducto, demolición que dos años antes había prometido su antecesor, Francisco Vázquez. El Concello planteó un paso subterráneo con bocas a la altura de las calles Nebrija y Río Deza (en Cancela de Afuera en el trazado más corto) que se encontró con el rechazo de las entidades de Os Mallos, Agra do Orzán y Sagrada Familia, mientras que la de Santa Margarita no lo consideraba desacertado y recelaba de los semáforos en los cruces; a pie de calle el choque de pareceres también era evidente.

En abril de 2007, después de que parte de los vecinos afectados reuniesen 2.500 firmas contra el túnel y de que los empresarios manifestasen en público que el vial subterráneo no mejoraba, en su opinión, los servicios, el tráfico y la seguridad de la zona, el Concello fue rebajando la urgencia por echar abajo el viaducto y encargó un estudio con el que examinar la circulación en las rondas de Nelle y de Outeiro y comprobar la viabilidad de mantener el tráfico en superficie sin el paso elevado.

Ahora el Concello hará sus propias mediciones en una zona saturada de ruido, donde de noche supera el límite de 55 decibelios e incluso alcanza los 70.