La casa del actor Fernando Rey estaba llena de cajas de recuerdos. Fotografías de rodajes, cartas, premios, felicitaciones y guiones con los que el coruñés trabajó a lo largo de 60 años para meterse, con más o menos entusiasmo, en la piel de personajes como Felipe el Hermoso o el capo Alain Charnier. Entre aquellos cajones y baúles, que pasaron a su muerte a manos de su hijo Fernando Casado, se encontraba la maleta en la que el propio artista atesoraba sus memorias más valiosas, y que protagonizará ahora, desde el 20 de septiembre, la exposición creada en su honor en el Kiosco Alfonso, Fernando Rey. Cabaleiro do cinema (1917-2017).

El maletín que Casado depositó en el Centro Galego de Artes da Imaxe (CGAI) portaba más de 1.000 documentos. Los comisarios de la muestra, el catedrático de Comunicación Audiovisual José Luis Castro de Paz y el periodista Rubén Ventureira, los estudiaron durante meses para seleccionar las 117 imágenes que integrarán este homenaje al actor de 1917, que nació en el número 1 de la calle Betanzos para acabar siendo, en palabras de Orson Welles, el mejor de Europa. Más de 150 películas nacionales e internacionales dejaron su huella en su carrera en forma de Goyas y cartas a directores como Buñuel, del que fue su rostro, según Castro de Paz, desde que lo escogió para su inolvidable Viridiana, y que se expondrán junto a materiales cedidos por coleccionistas y curiosidades como el carnet de estudiante del intérprete.

Porque lo cierto es que Rey quería ser arquitecto, aunque la guerra, y el encarcelamiento de su padre por republicano, le construyeran otro camino. Por precaución, y por estética en el mundo de la cinematografía, el coruñés se deshizo de su nombre original, Fernando Casado Arambillet, y tomó su cuarto apellido para transformarse en el Fernando Rey de la gran pantalla, que de sus primeros papeles como extra en Nuestra Natacha y el soldado de Los últimos de Filipinas, se situó junto a los mayores realizadores del momento como Welles en Campanadas a medianoche y Friedkin en French connection. Su paso del cine popular al de autor, y su consagración, como destacaba el concejal de Culturas José Manuel Sande en rueda de prensa, como "figura internacional precedente del éxito de actores como Penélope Cruz y Javier Bardem", conformará el recorrido de la muestra, que permanecerá abierta hasta el 19 de noviembre homenajeando el centenario de su nacimiento.

Dice Sande que la exposición servirá para "redescubrir" al artista, "innecesariamente olvidado" desde su muerte en marzo del 94. Encontrando de nuevo su figura, los asistentes hallarán también una parte de A Coruña, la ciudad a la que el actor estuvo ligado durante sus primeros 12 años de vida, y a cuya relación la muestra prestará especial atención. Aquí Rey fue Hijo Predilecto, pregonero de fiestas y jurado en festivales cinematográficos, a los que acudió teniendo todavía en mente recuerdos de su infancia en el Eusebio da Guarda y de sus juegos en el Campo da Leña y los Jardines de Méndez Núñez.

"Es entrañable pensar en el niño Fernando Rey cruzándose con la niña María Casares. A pesar de los años de diferencia, llegaron a convivir en la ciudad", comentaba el concejal en la presentación de la exposición, recordando la infancia del intérprete coruñés. Tras ella vendrían para el 'caballero del cine' las elecciones profesionales y las dudas, frustrantes según Castro de Paz, sobre la valía de sus habilidades frente a la cámara. Los comienzos del actor no fueron sencillos, y no sería hasta su trabajo con Buñuel cuando virarían hacia un rumbo favorable que cristalizaría con Tristana y que le permitiría, gracias a su dominio idiomático, salir a la escena internacional.

Su actuación en ella también se podrá ver en la ciudad estos meses. Sus filmes se proyectarán en el CGAI como parte de un ciclo complementario, que comenzará el 21 de este mes y se prolongará hasta finales de noviembre.