Cuando muere una persona con 95 años no paramos de escuchar comentarios de toda índole, que si ya era muy mayor o que vivió los años que no muchos alcanzaremos. Pero para los que tuvimos la suerte de pasar muchos momentos con Alberto creemos que los años no dejaban de ser más que las vivencias ocurridas durante una vida intensa de trabajo.

En el año 2009 se le propuso la presidencia de La Cocina Económica para sustituir a su gran amigo y tristemente fallecido, Fernando Suárez, otro grande de la historia social coruñesa.

Vinculado con La Cocina desde los años 40, en los que realizaba trabajos de fotoperiodista, llegó a la junta directiva en el año 2002 y aceptó la presidencia en el 2009.

Fue un reto que tomó con fuerza y tesón, que muchos no hubiesen aceptado a su edad. Sin embargo se puso al timón de una de las entidades benéficas más queridas por los coruñeses y la más veterana y antigua de España.

Si bien es cierto que los años de esta dichosa crisis los ha cogido de lleno, no menos cierto es que su ingenio, bondad, honradez y humanidad han conducido a que la entidad no pereciese en esta década tan cruda para los más necesitados.

El viernes nos dejo y como todos los presidentes han fallecido siéndolo, el no iba ser menos. Eso sí nos deja echa su última foto.