Los voluntarios que participaron ayer en una regata para retirar basura de la ría de Betanzos se llevaron una desagradable sorpresa al adentrarse en el estuario. La cantidad de neumáticos acumulados en un tramo próximo a Mariñán no solo causó estupor entre los participantes, también desbordó las expectativas de la organización. Y es que los ecologistas habían contado alrededor de medio centenar de ruedas, pero al comenzar los trabajos descubrieron que el número era mucho mayor: cerca de ochenta neumáticos que llevaban tantos años depositados en este entorno protegido que habían quedado totalmente ocultos entre lodos y maleza.