Luis Paadín y su hijo Alejandro, además de ser sumilleres, quieren hacer llegar su pasión por el vino a todos los públicos. Esta vez lo hacen a través del libro Las piedras que hacían vino, en el que hay mapas, rutas, información y localizaciones de los lagares rupestres gallegos, es decir, rocas naturales donde se instalaba una base que servía para elaborar vino. El objetivo de estos coruñeses es dar a conocer esta faceta vitícola de Galicia y que se convierta también en un recurso para atraer turistas.

- ¿Cuándo y cómo nació la idea de escribir este libro?

-En 2011 se hizo pero la idea la teníamos desde hace mucho tiempo. Encontramos en la enciclopedia de la viticultura que se hablaba de la presencia del lagar romano en la comarca de Monterrei que acreditaría la historia milenaria de la cultura del vino en Galicia. Aquello nos pareció fascinante. Llamamos a Patrimonio y nos dijeron que no había, y los arqueólogos igual hasta que en 2011 tuvimos la fortuna de que una señora de Monterrei nos dijo que sabía dónde había uno.

- ¿Y qué vino después?

-Lo fotografiamos. A la gente le preguntábamos por lagares rupestres y no sabían lo que eran pero si enseñábamos la foto, sí. Así encontramos más y publicamos el hallazgo de los once primeros.

- Pero no se detuvieron ahí...

-No. Luego fue todo un trabajo de tratar de entenderlos, de comprender cómo eran, qué tipo de vino se podían hacer y de qué etapa eran. Todo esto nos llevó escribir Las piedras que hacían vino y visitar otros países.

- ¿Cuáles?

-Israel, a Nazaret, donde está la mayor concentración de lagares milenarios. Francia, Portugal e Italia. Todo para intentar entender los nuestros que originariamente eran de la época romana.

- ¿Cómo llegaron a ese conclusión?

-Por dónde estaban asentados y sobre todo porque la tecnología era de esa época. Además, el año pasado el responsable de la Universidad de Arqueología de Galicia hizo un trabajo sobre uno de los lagares que habíamos encontrado y demostró que fue abandonado en el Siglo II por sedimentación. Así se confirma nuestra teoría.

- ¿Qué pretenden con su estudio y la publicación?

-Que se valore lo que está en el olvido y rescatarlo. Y no solamente como unas piedras en las que se hacían cosas sino como lo que creemos que tiene que ser, el motor del enoturismo de Galicia.

- ¿Y las bodegas?

-Las bodegas, técnicamente, son iguales en todo el mundo. Vista una, vistas todas. El turista no quiere ver bodegas. Nosotros ponemos encima de la mesa una herramienta que creemos que es maravillosa y única que son unos lagares rupestres en el medio del viñedo, por lo tanto son paisajes vitícolas únicos y con una ventaja enorme, un patrimonio histórico de dos mil años que no todo el mundo puede tener. Tenemos algo que contar, que el mundo del vino en Galicia no es una moda ni acaba de llegar.

- ¿Sus publicaciones ayudan a potenciar ese turismo del vino gallego?

-Sí. Nuestra obsesión es darlo a conocer. Creo que lo hemos conseguido sobradamente. Tanto es así, que nos han contactado arqueólogos e historiadores de Valencia, La Rioja, Salamanca y Zamora que están creando una plataforma para que los lagares rupestres ibéricos sean Patrimonio de la Humanidad. Muy pocas piedras pueden contar la historia de un producto que lleva con nosotros miles y miles de años.

- ¿Qué se puede encontrar en el libro?

-Rutas, mapas, información y localizaciones de lagares rupestres. Hemos incorporado un sistema de códigos QR con unas coordenadas que te permiten llegar al lagar. Como nos hemos dado cuenta de que siguen apareciendo, estos códigos serán actualizados para que el libro no quede obsoleto día a día. Todo aquel que tenga el libro, cada vez que aparezca una nuevo lagar le va a aparecer a través del código. Será un libro vivo y permanentemente actualizado. Lo hay en gallego, castellano e inglés.

- ¿Habrá más investigación sobre el tema?

-Por supuesto, nunca paramos. Vamos a seguir potenciándolo. Esta semana dimos una masterclass vinos y de lagares rupestres de Galicia en Bilbao, y en Lleida, en una bodega que tiene lagares rupestres del siglo XXII y elaboran ahí vino. Vamos a ver hasta qué punto se puede conseguir esto en Galicia.