La segunda fase de la peatonalización de la Ciudad Vieja quedó pendiente con el cambio de Gobierno local a mediados de 2015. La continuación del proceso y la rehabilitación de las calles más deterioradas son las tareas que reclama el vecindario y en las que ha puesto el ojo el área de Rexeneración Urbana para la primera mitad del próximo año. Tanto las necesidades del barrio como las previsiones del Concello las avanza el presidente vecinal, Pedro Roque, que admite divisiones entre residentes por la retirada total de vehículos y confía en la participación ciudadana para resolver las incertidumbres creadas por este proceso.

- ¿Qué necesidades de intervención principales tiene a día de hoy la Ciudad Vieja?

-Son las mismas de hace muchos años: rehabilitación de edificios y peatonalización, que parece que nunca arranca. El martes tengo una reunión con el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, ya que están planificadas intervenciones puntuales en algunas calles que están más deterioradas, como Cortaduría, Damas y Nuestra Señora del Rosario. Parece que se van a abordar en el primer semestre del año que viene, además de la siguiente fase de la peatonalización. Estoy pendiente de detalles.

- ¿Están avanzadas esas actuaciones?

-Desde este año están en proyecto porque son demandas que se hicieron en el Dillo ti que hubo en el barrio y que el Gobierno local también anunció aquel día. Entendemos que son proyectos que llevan su tiempo y ahora habrá que hablar de plazos y, de modo más global, de aspectos de movilidad, rehabilitación y adecentamiento de jardines.

- Ya que alude a esa reunión, ¿cómo es la relación con el Gobierno local en general?

-Actualmente es buena, es una relación fluida.

- Es frecuente asociar la Ciudad Vieja con la peatonalización, que empezó en el mandato anterior, pero sigue habiendo coches. ¿Qué falta para completar el proceso?

-Va a requerir que se abra un proceso de participación para recoger las inquietudes del vecindario y las dudas que surjan de manera conjunta. Esto se tendrá que resolver con reuniones más periódicas antes de actuar.

- ¿El vecino insiste en sus reclamaciones o es más conformista y deja que las cosas sigan su curso?

-Todo el mundo quiere que se hagan arreglos. Hay incertidumbre por la peatonalización y veo división de opiniones. Hay ciertos miedos fundamentados que se deben resolver ahora en los procesos de participación. El comercio es más reticente, pide facilidades para que la gente venga, para que el turismo pase al menos por la Ciudad Vieja. En todas las ciudades peatonalizar ha sido positivo para la zona en cuestión, no tiene por qué ser malo aquí.

- ¿Qué trabajos se han hecho en el barrio en los últimos años que hubieran mejorado el barrio?

-No tengo constancia de muchos, la verdad. El estado en que se encuentra el barrio ahora es mejorable, y casi todo lo mejorable está en proceso de estudio. Hay calles en mal estado como Cortaduría, y otras más delicadas como Nuestra Señora del Rosario, donde puede haber restos arqueológicos y sería necesaria la intervención de más departamentos. Por eso la Ciudad Vieja es una zona que da más la lata que otras.

- ¿El barrio es seguro?

-Yo no noto inseguridad y no creo que los vecinos la perciban. Es una zona segura a cualquier hora del día. Se ha dado algún caso aislado, jeringuillas encontradas en un cajero automático, pero son anecdóticos.