La Fiscalía exige una condena de 11 años y medio de cárcel para un chamán de 45 años acusado de abusar de una niña de 12. El Ministerio fiscal también imputa a la madre de la menor como cooperadora necesaria del delito continuado de abusos sexuales y pide que sea sentenciada a la misma pena: 11 años y medio de prisión o, en su defecto, seis meses de cárcel por tolerancia de la corrupción de su hija. Además, reclama que ambos indemnicen a la víctima con 50.000 euros por el daño moral. La menor, que tiene 16 años, grabó en diciembre del año pasado con su teléfono móvil a su abuelo mientras abusaba de ella. Por este caso se sigue un procedimiento judicial diferente.

El Ministerio público sostiene en su escrito de calificación que el brujo, amigo de los padres de la niña, se aprovechó de los problemas entre ambos progenitores, así como de las riñas entre la madre y su familia política para ganarse la confianza de la mujer y hacerse pasar "por una persona con poderes paranormales que le habían sido traspasados por un chamán fallecido". El procesado, que trabajaba en el negocio de piensos de los padres de la menor, situado en el área metropolitana, creó dos cuentas de correo electrónico a través de las cuales se comunicaba con la madre y la niña. En una de ellas se hacía pasar por un brujo residente en un poblado africano, pariente del chamán, que instaba a la mujer a "portarse bien con el acusado y a concederle todo lo que le solicitase".

La Fiscalía destaca el "alto grado de manipulabilidad" de la imputada, y su "facilidad para la sugestión". De hecho, le entregaba regalos al imputado y le pagaba al mes 500 euros a espaldas de su marido por la ayuda que les prestaba en la tienda. El acusado consiguió "acrecentar el interés de la niña -que es adoptada y tenía 12 años- por sus orígenes sudamericanos y por la mitología de ese continente" hasta hacerle creer que era "la reencarnación de una antigua diosa de aquella tierra, llamada Oda, y que él era el esposo de esa divinidad".

Para ello, según la versión de la Fiscalía, abrió una cuenta de correo y se hizo pasar por una figura relacionada con Oda que conocía al procesado, al que alababa para que la niña "fuese teniendo una imagen cada vez más idealizada de él".

De esta forma, consiguió ganarse la confianza de la niña hasta convencerla de que habían estado casados en sus anteriores reencarnaciones siglos atrás. Entre abril y junio de 2013 logró tener encuentros sexuales con la menor, tanto en la tienda, cuando estaban solos, como dentro del coche del imputado "en lugares apartados". El padre de la pequeña descubrió los correos y denunció los hechos, junto a la madre, el 21 de julio de 2013. La mujer ahora está acusada por la Fiscalía, que considera que "toleró durante meses la situación anómala que representaba esa unión cuasi conyugal entre su hija de 12 años y el acusado de 45". El padre de la niña renunció a acusar a su expareja, defendida por el letrado Pablo Freire. Tanto la mujer como su hija insisten en su inocencia.