La Audiencia Provincial ha clausurado durante tres años un locutorio del Agra do Orzán donde se vendían billetes de 50 euros falsos. La persona que regentaba el establecimiento y su empleado han sido sentenciados a dos años de cárcel y al pago de una multa de 200 euros por cometer un delito de tenencia de moneda falsa para su distribución. El tribunal tuvo en cuenta la atenuante de dilaciones indebidas, pues la causa se abrió en 2012 y se retrasó por causas ajenas a los sospechosos.

La Fiscalía demandaba que cada uno de los imputados fuese penado con tres años de cárcel y el abono de 300 euros por cometer un delito de distribución de moneda falsa y una falta de estafa. Los procesados fueron arrestados tras la denuncia de un afectado, quien admitió en el juicio que en julio de 2012 compró "a una persona de color" dos billetes de 50 euros a cambio de uno de 60. Cuando fue a pagar en un establecimiento "la máquina pitó", por lo que se sintió "engañado" y acudió a comisaría. Los agentes interceptaron en el locutorio 2.870 euros, 19.000 pesos colombianos y siete dólares americanos.

La Audiencia ha considerado probado que el dueño del locutorio abordó al denunciante en la plaza de As Conchiñas y le hizo creer "que en su país de origen tenía una gran fortuna, pero que no la podía sacar en su totalidad ni tener en España dinero a su nombre, razón por la que para disfrutar de ese dinero era necesario que otras personas le entregaran billetes a cambio de otros de mayor valor a los que él poseía". El hombre al que interceptó aceptó y le pagó 60 euros a cambio de 100 euros que resultaron ser falsos. La entrega la realizó en el locutorio, donde estaba su empleado. El procesado le informó de que si quería comprar más billetes "se pasase por el negocio" y que si él no estaba hablase con el dependiente.

"Ambos utilizaban dicho establecimiento para distribuir a cambio de dinero a terceras personas billetes de 50 euros falsos, que previamente habían adquirido de personas que no han podido ser identificadas en este procedimiento", relata el tribunal en el fallo, en el que subraya que la versión ofrecida por los sospechosos durante el juicio carece de credibilidad. "No sé nada de eso. Nunca hablé con él, no lo conozco de nada. Nunca distribuía billetes falsos", manifestó el dueño del locutorio de la calle Entrepeñas durante el juicio. Su empleado alegó que desconocía que los billetes de los que se incautó la Guardia Civil eran falsos y declaró que se los habían entregado sus clientes en la feria de Santa Comba. "Vendía muchas cosas, pulseras, gorros, y los billetes me los daban allí. Hasta que llegó la policía no supe que eran falsos", recalcó, al tiempo que aseveró que no conocía "de nada" al denunciante.

El tribunal absolvió a los acusados de la falta de estafa que les imputaba el fiscal porque "no puede concluirse" que la víctima pensase que los billetes eran de curso legal debido a lo "ventajosa de la compra". Además, señala que el testigo dio por válidas las explicaciones, "muy peculiares", del condenado y que, "pese a ello", lo acompañó al locutorio y adquirió los billetes "por un precio muy inferior".