La combinación de libros y bebidas ha sido uno de los caminos escogidos por Berbiriana para capear el temporal del mundo literario. En su fundación hace dos años, la librería apostó por la incorporación de una cafetería a su local, un formato que su responsables, Cristina Barbeito y Alejandra de Diego, habían visto en otras ciudades y extrañaban en esta. Junto a cafés, cervezas e infusiones, las encargadas sumaron además actividades de todo tipo a su oferta cultural, con las que pretenden fomentar el atractivo de las librerías. "No nos cerramos a nada, hay música, poesía...", comenta Barbeito, admitiendo que, a pesar de la innovación en su propuesta, para Berbiriana el reto continúa siendo "llegar a fin de mes". "Aspiramos a salir de una precariedad salarial. Sobrevivimos desde el principio, pero poco más", afirma.

Detrás de su situación se encuentra un fondo todavía en construcción y un "acceso a las subvenciones bastante difícil". Las ayudas, no obstante, dice Barbeito, han mejorado este año, especialmente en comparación con el anterior. "Se ha notado un apoyo económico del Concello y un respaldo institucional", señala la librera, que se muestra "optimista" ante el futuro.

La encargada de Berbiriana no ve una amenaza en el libro electrónico que, "a nivel de facturación, no se está comiendo al físico", pero reconoce, sin embargo, que se necesita atraer a más gente al local. Para lograrlo, Barbeito señala como esencial "revalorizar el libro en papel en todos los espacios" y "cambiar los hábitos de consumo de la gente". "Va más allá de las librerías, el pequeño comercio no puede competir con las grandes superficies. Debería haber más concienciación social", declara.