Marea Atlántica y PSOE nos rebobinan a los peores momentos de su relación. El pleno de ayer constata la fragilidad de esa entente y siembra dudas sobre los verdaderos motivos de la fractura. ¿Son solo diferencias políticas o es una cuestión de estrategia política? ¿La discrepancia es únicamente por el fondo de la propuesta o por cómo se presenta? Son muchos interrogantes los que quedan sin respuesta porque las que ofrecen los protagonistas vuelven a ser antagónicas. ¿Por qué el PSOE tardó varios días en cuestionar la propuesta de Marea? ¿Por qué exige amortizar deuda si por iniciativa del PSOE precisamente los ayuntamientos españoles pueden destinar su superávit a otros finesPSOE? ¿Por qué Marea apuró al límite la presentación de la enmienda en un intento final de satisfacer al PSOE tras decir que no cambiaría nada? ¿Y por qué al PSOE no le sirvió ese gesto de Marea, que atendía parte de su demanda? ¿Qué pretendía, que el Gobierno local asumiera toda su propuesta íntegra? Eso tampoco es negociar, una falta que los socialistas achacan a Marea. Si los contactos en este asunto hubieran sido más fluidos, ¿habría apoyado el PSOE el proyecto enmendado de Marea que ayer rechazó? Demasiadas incógnitas rodeadas de lo que parecen excusas. Marea y PSOE tienen en A Coruña, uno desde el Gobierno y otro desde la oposición, la responsabilidad de llegar a acuerdos. No debe resultar tan difícil porque tienen un espejo en el que mirarse: los últimos meses.