Los vecinos de A Coruña expuestos a niveles de ruido en horario nocturno superiores a los objetivos de calidad acústica en un área residencial que establece la legislación estatal disminuyeron en más de un 30% en cinco años. Este descenso lo recoge la memoria resumen del mapa estratégico del ruido en el término municipal que mañana aprobará de forma inicial la Junta de Gobierno Local para incorporar al Plan de Acción en Materia de Ruido, vigente desde este año.

El documento no apunta cifras concretas en este apartado, sino unas tablas gráficas en las que la población afectada por un nivel de ruido nocturno superior a los 55 decibelios que se fija como máximo en las horas de descanso -entre las 23.00 y las 7.00 horas- era superior a las 90.000 personas en 2011, frente a las poco más de 60.000 expuestas en 2016, más de un 30%.

El descenso se repite también en el mismo periodo de cinco años, aunque en menor medida, en los vecinos afectados por el ruido en los demás tramos horarios de evaluación del control del ruido, en los que el límite está en los 65 decibelios: de día -de siete de la mañana a siete de la tarde- pasa de menos de algo menos de 60.000 personas expuestas a algo más de 50.000, y por la tarde -de 19.00 a 23.00 horas-, de casi 50.000 a poco más de 20.000 perjudicados, según muestra la gráfica.

Haz click para ampliar el gráfico

Estos datos se obtienen a través del indicador local de gestión de ruido que se utiliza para la elaboración del mapa estratégico del ruido con el que se trabajará en el plan de acción municipal. Esta herramienta determina la población sometida a niveles que rebasan los objetivos de calidad acústica recogidos en el real decreto 1367/2007 mediante dos receptores de niveles de presión sonora a lo largo de toda la fachada de cada edificio para conocer la afección en distintas alturas.

El principal foco de ruido ambiental con incidencia en los coruñeses es el tráfico, sobre todo en vías de alta capacidad que atraviesan la ciudad (avenida Alfonso Molina, avenida de Arteixo, ronda de Outeiro) y otras calles de gran afección acústica (Juan Flórez, Alcalde Pérez Ardá, avenida Linares Rivas), tanto de día como de noche, horarios en los que la sonoridad supera los 65 decibelios.

La segunda fuente de ruido es el ocio nocturno, según refleja el estudio en el que se apoya el Plan de Acción en Materia de Ruido, una causa para la que el Gobierno local controla y gestiona aspectos como el botellón, los controles de sonorización en los locales de hostelería, el uso de sirenas de emergencias o la delimitación de espacios en la vía pública.

El ruido ferroviario y el ruido industrial son otros focos de superación acústica a los que están expuestos los coruñeses, además de actividades como las que se realizan en el puerto, la recogida de basuras, la limpieza de las calles y las obras en la vía pública.

Con el conocimiento de las fuentes, el Concello trata de actualizar el mapa estratégico del ruido, que se elaboró por primera vez en 2006 y se modificó en 2011. El plan de acción municipal nació con la finalidad de definir líneas con las que "seguir mejorando la calidad acústica del municipio, mejorando la situación del ruido en zonas donde la exposición de las personas residentes se considera demasiado elevadas, protegiendo las zonas relativamente tranquilas y evitando la generación de conflictos en el futuro", señala la memoria.

Entre las medidas que pretende aplicar el plan en la actualidad para reducir el ruido está la coordinación intermunicipal de diferentes áreas de servicios, la menor dependencia del vehículo privado, la creación de rutas ciclables y peatonales y la comunicación de planes específicos ligados al ruido vecinal o el ruido que genera el ocio.