El tradicional concierto de Navidad que la Sinfónica ofrece cada año a favor de Padre Rubinos regresará esta tarde al Palacio de la Ópera. A partir de las 20.30 horas, la orquesta interpretará un repertorio que irá desde la Gloria in excelsis Deo de Vivaldi hasta el Christmas Carols de Willcoks y Noche de Paz. La formación, dirigida por Joan Company, estará acompañada por el Coro Joven y el de la OSG, que celebrará el año que viene su vigésimo aniversario.

- ¿Cómo inaugurarán la Navidad este año?

-Hemos intentado hacer un programa lo más variado posible en cuanto a compositores y épocas y, sobre todo, de carácter popular, porque creo que una de las cosas que tiene la música navideña es una influencia importante de estas melodías que no desdice ni desmerece la calidad de los arreglos que puede haber. La primera parte del programa son autores barrocos como Vivaldi, Bach, Haendel? En la segunda parte dejamos ya el siglo XVIII y nos adentramos en el romanticismo para enlazar con canciones navideñas del siglo XX.

- En el concierto participará también el Coro. ¿El reto es diluir la línea entre formación profesional y amateur ?

-Para nosotros, el reto más importante siempre ha sido que un coro amateur como el nuestro esté al lado de una orquesta profesional, y dicen que una de las mejores de nuestro país. Nuestro coro está formado por gente que no se dedica exclusivamente a la música, y creo que hemos conseguido un nivel. Lo vemos estas últimas temporadas, en las que hemos actuado solo con nuestra orquesta, sin necesidad de reforzarnos con otros coros como los que venían de la comunidad de Madrid o de la Generalitat Valenciana. De lo que me siento satisfecho de estos veinte años con el Coro de la Sinfónica es que, en estos momentos, nos auto abastecemos.

- ¿Ser cada vez más autónomos es una de las metas?

-Evidentemente, porque esto ha demostrado constancia, disciplina y regularidad, y que el coro, sin ser profesional, actúa como tal.

- Dirige la formación desde sus inicios. Abrieron camino en España.

-Sí, nosotros fuimos pioneros en España en que nuestra orquesta incluyera un coro amateur, cosa que ocurre muchísimo en Inglaterra o en otras latitudes europeas. Los inicios fueron difíciles en cuanto a que teníamos que sembrar, formar gente para tener un nivel, no aceptable, sino bueno para estar al lado de la orquesta. Por eso, yo desde que empecé tuve la iniciativa de crear el Coro de Niños y, posteriormente, el Coro Joven. Actualmente, en la plantilla del coro grande, tenemos gente que empezó de niña. Esto para mí es la mejor inversión que hemos hecho, el milagro de formar escuela y de educar vocalmente al futuro de la música coral en Galicia.

- ¿Se presta suficiente atención a la cantera en la música coral?

-En Galicia ha cambiado mucho el panorama. Siempre ha habido tradición coral, pero ha aumentado el nivel y la calidad de los coros. Creo que esto es muy positivo y que el Coro de la Sinfónica ha ayudado a que esta realidad mejore. Hemos sido una más de las instituciones que hemos aportado algo para que la música coral en Galicia esté mucho mejor.

- Usted resalta el papel social de los coros.

-Yo creo que los coros son una familia. Nos encontramos gente de diferente procedencia, credos, mentalidades? Y gente que no podrá tocar un instrumento porque no tendrá los estudios, pero sí que puede cantar. El elemento social al que me refiero es que educa en cuanto al respeto y la disciplina. En un coro nadie es imprescindible, pero todos somos necesarios.

- Con tanto tiempo de trabajo, ¿qué les queda para considerarse profesionales?

-Lo que nos queda es continuar [se ríe]. Es importante seguir con el espíritu de formación y las ganas de mejorar. Lo más fácil es conseguir un día un hito y después quedarse. Lo difícil es mantener un nivel. Yo sobre todo me siento orgulloso del esfuerzo que hacen los cantores de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Hemos llegado a un nivel importante de calidad. Podemos mejorar, pero lo importante es tener la ilusión de seguir.