Chotokoeu ya habla en pasado. El grupo coruñés, que nacía hace una década como un pasatiempo entre amigos, se despide de los escenarios para permitir los proyectos en solitario de sus integrantes, que no cierran la puerta a un posible reencuentro. La última oportunidad para escucharlos antes de esta parada será hoy a las 23.00 h en el Garufa, donde la banda pondrá el broche a su Ata sempre tour con un concierto especial.

- ¿Es su último concierto?

-Es como un fin de etapa. No significa que el grupo se muera, pero sí que vamos a parar bastante el ritmo que tuvimos estos últimos cinco años, un ritmo de 80 conciertos y 60.000 kilómetros al año de furgoneta como único proyecto. Ahora cada uno va a explorar otras maneras de crecer en otras profesiones o en la música.

- ¿Está sobre la mesa retomar el proyecto, entonces?

-No hay ningún problema entre nosotros, ni ninguna ruptura problemática. Seguimos siendo una gran familia, así que si podemos hacer algún concierto se hará, pero de momento no hay vistas a nada. Aunque está en la cabeza que no muera.

- Se separan en el que definen como su mejor momento.

-Sí, el grupo estaba funcionando mejor que nunca. Este año estuvimos en escenarios potentes, compartiendo carteles muy buenos? Teníamos una progresión muy uniforme. Pero era una etapa, y creo que nos viene bien este parón para digerir estos diez años. Somos gente inquieta, y no queríamos que al final nuestra vida se dedicase solo a la música.

- ¿Cómo están viviendo estos últimos conciertos?

-Están siendo increíbles, con mucha gente. Decidimos que el último iba a ser en casa. Haremos un concierto especial, repasando la trayectoria de todos estos años.

- ¿Qué balance hace de ellos?

-Fue una progresión brutal. El otro día veía un concierto de 2009 y era otro grupo completamente diferente. Hemos ido cogiendo tablas en un camino muy largo, pero que ahora se demuestra en que somos un grupo cada vez más empastado.

- En ese recorrido hay bastantes giras internacionales, ¿se imaginaban que llegarían hasta Europa?

-¡En la vida! El grupo nació con muy pocas pretensiones, solo la de tocar juntos y pasarlo bien. Lo que pasa es que en 2012 nos dimos cuenta de que estábamos tocando en todos los festivales de Galicia y que no podíamos ser tan pesados [se ríe]. Por eso decidimos intentar la primera gira, y fue un exitazo.

- Con tanta mezcla de estilos e idiomas como los suyos, parecería que tenían vocación internacional desde el principio.

-No, los temas en italiano, inglés? fueron cuando ya estábamos girando. Al principio no lo recuerdo, pero un día cambiamos el chip y decidimos salir. Sí es verdad que hemos pensando que nuestra música pega más fuera que dentro de Galicia, porque tenemos una mezcla de estilos que aquí no se escuchan tanto: balcánico, swing, reggae, ska?

- ¿La diversidad fue la clave para llegar a públicos de tantos sitios?

-Yo creo que la clave fue lo que transmitíamos en directo. A la hora de entrar en un circuito, esa fusión podía atraer a los programadores, pero luego el directo funcionaba muy bien, aunque no entendiesen las letras. Nos lo dijeron desde Galicia hasta la República Checa.

- Extrañarán muchas cosas de estar en los escenarios, ¿despedirse de la ciudad en este último concierto es lo más duro?

-No, yo creo que va a ser una buena fiesta. Igual habrá algún momento en el que nos pongamos más melancólicos, pero personalmente a mí en el concierto se me olvida todo. No creo que vaya a estar pensando que es el último, voy a estar pasándomelo bien. Lo más duro será cuando estemos en abril y llevemos cuatro meses sin tocar. Probablemente digamos: "Anda, al final hasta echo de menos la furgoneta".