Sonia Hermida es madre de una niña con diversidad funcional y la primera persona que se sentó en el escaño ciudadano, el 14 de septiembre de 2015. Entonces, solicitó al Gobierno local que se comprometiese a que no se volviese a excluir a los menores con discapacidad de los campamentos municipales por carecer de personal de apoyo para atenderlos, como le había pasado a su pequeña durante el mandato anterior, cuando quiso ir a unas actividades sobre música y tradiciones gallegas en el Ágora y ni siquiera se le permitió inscribirse.

La respuesta que le ofreció el Gobierno local fue la elaboración de una instrucción enviada a todos los departamentos del Concello con normas contra el trato desigual por razón de género o discapacidad que fue aprobada a principios de 2016. Casi cuatro años después del caso que derivó en su presencia en el pleno, la historia no se repite, pero se parece. Y es que Sonia Hermida denuncia que su pequeña carece de un educador de apoyo en el campamento navideño -se desarrolla desde el 22 de diciembre hasta el 5 de enero- al que asiste en el Ágora, centrado en los oficios.

El díptico informativo explicaba que había un 10% de las plazas reservado para menores con diversidad funcional y el Concello defiende que el grupo en el que se integra la pequeña se "ha reforzado" con "una segunda persona educadora para darle la atención necesaria".

Hermida, sin embargo, se queja de que, si bien se reorganizaron los grupos para que su hija pudiese estar en uno más pequeño en el que le pudiesen prestar más atención, en todo momento, en el Ágora le dijeron que no tenían personal de apoyo. En ocasiones anteriores, explica Hermida, sí que había monitores específicos para ella pero, según la información que recibió en el centro, "eran voluntarios" y no personal contratado por la empresa adjudicataria de la organización de las actividades y que, actualmente, no contaban con esa ayuda extra. "Si esa segunda persona educadora existe, que yo no lo sé, desde luego, no está en el grupo para atender a la niña y para darle el apoyo específico que necesita, estará para todo el grupo, pero no es lo mismo", declara Hermida. Y, ¿qué diferencia hay entre que sea un educador de apoyo y que sea un monitor que está en la clase? Hermida explica que hay actividades que su pequeña no puede hacer y se queda "desconectada del grupo" o que no entiende qué está pasando y no hay nadie que se lo explique. Para su familia también es diferente. "En los centros cívicos, donde sí que hay un educador de apoyo específico para los menores con diversidad, las familias tenemos un contacto directo todos los días con él y sabemos qué pasa en las actividades, qué cosas puede hacer y cuáles le costaron más o le podemos decir qué es lo que quiere decir la niña cuando hace algo", comenta Hermida.

Para evitar que esta situación se vuelva a repetir, mantendrá una reunión la próxima semana con el concejal de Culturas, Deporte e Coñecemento, José Manuel Sande. "Tendríamos que haberla tenido antes de que empezase el campamento para evitar todo esto", lamenta Hermida.