El juzgado de guardia en A Coruña decretó ayer prisión provisional comunicada y sin fianza por un presunto delito de homicidio para el hombre detenido por matar a puñaladas a otro a las puertas de la institución benéfica Padre Rubinos el pasado lunes. El presunto homicida había sido detenido en la medianoche del mismo día del crimen por la Policía Local, después de que un vecino alertara de que se lo había encontrado dentro de un edificio de la avenida de Oza dispuesto a pasar la noche. A primera hora de ayer pasó a disposición judicial y el juzgado decidió su ingreso provisional en la cárcel de Teixeiro.

Sebastián M.CH., nacido en 1974 y usuario habitual del albergue de Padre Rubinos, mantuvo una fuerte discusión en ese recinto con otro hombre, que le asestó cuatro puñaladas que le causaron la muerte en el acto. Según las primeras investigaciones, el agresor, con antecedentes policiales por varios delitos, había esperado a la víctima oculto tras unos árboles. Tras la agresión se dio a la fuga, pero la policía contó de inmediato con su identidad, ya que frecuentaba también el refugio.

Todas las patrullas disponibles del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local recorrieron esa noche la ciudad para intentar apresar al sospechoso, aunque hubo que esperar a que poco después de la medianoche un vecino de la avenida de Oza o alertó de la presencia de una persona desconocida en el portal de un edificio de la ciudad y, al acudir los policías, comprobaron que se trataba del sospechoso, que fue detenido alrededor de las 00.30h como presunto homicida.

Un vecino del edificio número 144 de la avenida de Oza avisó a los agentes municipales de que un hombre con una actitud extraña había entrado al portal y que luego había escuchado ruidos actitud del individuo le pareció extraña. Los policías hallaron al hombre echado en el suelo y con unos auriculares de gran tamaño similares a los que portaba el autor de las puñaladas, pero además él mismo les manifestó que sabía que le estaban deteniendo por el incidente ocurrido en Padre Rubinos.

La institución benéfica admitió que la agresión sucedió dentro de su recinto pero fuera del edificio del albergue, ya que para entrar se efectúan controles que eviten el paso de objetos con los que se lleven a cabo ataques, por lo que los usuarios pasan por un arco detector de metales.

Padre Rubinos manifestó posteriormente que las personas sin hogar a las que atiende en sus instalaciones no tienen relación con hechos como el sucedido el pasado lunes y puso a su personal a disposición de la familia del fallecido, al tiempo que aseguró que el albergue ya recuperó la normalidad.