"Son lugares inadecuados para que estén los pacientes. No hay espacio entre las camas y las columnas para poder trabajar", comentaba en 2008 una enfermera del servicio de Urgencias del hospital Universitario sobre la situación de saturación que se vivía a causa de los numerosos ingresos por la gripe. Alrededor de 80 enfermos aguardaban en las instalaciones para recibir una cama, mientras los sindicatos denunciaban la falta de personal.

Esta misma semana, diez años después y tras una importante ampliación del departamento de Urgencias, los representantes de los trabajadores presentaron una denuncia en los juzgados por la "situación de colapso absoluto" y la existencia de pacientes "amontonados en los pasillos", lo que atribuyeron a la falta de organización del hospital, a cuyos responsables acusaron de no prever las consecuencias de la epidemia de gripe. La respuesta de la dirección fue que la calidad de la asistencia estaba "garantizada".