En 2018 la Banda Municipal cumple sus primeros setenta años. El concierto inaugural tuvo lugar el 26 de julio de 1948 a las ocho de la tarde en el Teatro Rosalía. Al día siguiente, ofreció otro concierto; en esta ocasión, al aire libre, en la plaza de María Pita a las once de la noche. Con independencia de lo que pueda hacerse en su momento para conmemorar fecha tan señalada, el primer concierto del año nos trajo un soberbio programa a los aficionados; un programa de enorme compromiso con dos obras de carácter sinfónico. La Primera Sinfonía de Kalinnikov nos muestra a un compositor nacionalista, todavía muy joven (la escribió con 28 años), influido por Chaikovsky y por Borodin. Por otra parte, la escuchamos en una transcripción, debida al músico holandés Jan Cober, que tanta relación tuvo con nuestra Banda, a la que en más de una oportunidad manifestó su admiración. Tocar esta obra ha sido un gran compromiso para la colectividad coruñesa, del que salió airosa y recibió muchos aplausos. A pesar del indudable talento de Cober, una transcripción no puede compararse con una obra escrita para una agrupación de viento, como es el caso de las excelentes Danzas sinfónicas del japonés contemporáneo Fukuda. La obra (2006) tiene poco más de diez años y apuesta decididamente por la tonalidad y la melodía. El primer movimiento, Danzas renacentistas, es en verdad extraordinario. La Banda estuvo espléndida y el público manifestó un gran entusiasmo que se hizo extensivo, con todo merecimiento, a su actual director, Juanjo Ocón.

Pero faltaba el broche de oro, el bis: el precioso Vals de las flores, de El cascanueces, de Chaikovsky, en una extraordinaria transcripción de José Luis Represas, rubricada con bravos y una enorme ovación.