Oil Deposit Corunna (ODC), la empresa que ocupará más de 45.000 metros cuadrados en el puerto exterior para explotar una terminal de almacenamiento, mezcla, transformación, carga y descarga de graneles líquidos, apostó por instalarse en punta Langosteira por la renuncia de Pemex a construir un centro de distribución de hidrocarburos para toda Europa en una superficie menor, de 30.000 metros cuadrados. ODC, creada en febrero del año pasado, cinco meses antes de que la petrolera mexicana oficializase su desinterés por un proyecto para el que había solicitado autorización en 2012, inició esta semana la tramitación ambiental de su plan, que remitió a la Xunta.

Uno de sus apoderados, Antonio Silvino Martínez-Laredo, con catorce años de experiencia en el sector marítimo, explica por primera vez en un medio de comunicación el origen y los propósitos de un proyecto en el que las perspectivas de sus estrategias comerciales y medioambientales son altas. "En cinco o diez años todo el mundo dirá: 'Vaya negocio el de ODC", confía.

¿Por qué A Coruña? La ubicación y las instalaciones explican la elección de Langosteira como base de operaciones de la empresa. "Estos son los criterios que nos sirven para desarrollar una terminal y en el caso de A Coruña estas son dos bondades", asegura Martínez-Laredo. El puerto exterior, a diferencia del eje que forman las infraestructuras portuarias de Ámsterdam, Róterdam y Amberes, no sufre "congestiones" en sus flujos marítimos y permite el atraque de grandes cargueros que capacidad para hasta 300.000 toneladas de crudo -VLCC, por las siglas en inglés de very large crude carrier-, con los que la rentabilidad para empresas y operadores es elevada.

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El efecto Pemex. Antes de constituirse en sociedad, el administrador de ODC y su socio, José Luis Almazán, sabían desde hacía tiempo que Pemex no iba a apostar por una terminal en A Coruña, lo que abrió las puertas a su propio proyecto. "No era oficial pero sí patente. Sabíamos cómo es Langosteira y nuestro plan surgió con la caída de Pemex; si ellos entraban a nosotros no nos hubiera interesado. Yo ahora le comento a mi socio y a la Autoridad Portuaria que dentro de cinco o diez años se va a decir que hemos hecho un gran negocio. Se le ha ofrecido a todo el mundo y nadie ha querido", admite. ¿Por qué esa negativa?: "La oportunidad es inmensa, pero crear un mercado como este requiere mucho trabajo".

Capacidad, clientes y flujos. Las obras de la primera fase del proyecto de ODC requerirán una inversión aproximada de 30,8 millones de euros sin IVA, un gasto "justo para dar rentabilidad a través de una muy buena gestión", considera el apoderado. La compañía prevé almacenar 363.246 metros cúbicos de graneles líquidos distribuidos en once tanques y conducidos a través de un rack de tuberías, de los que se aprovecharían "compañías petrolíferas internacionales que atiendan a la demanda de productos diferentes" para movilizar en VLCC y cargueros de medio rango (MR) diferentes combustibles como petróleo crudo, nafta, gasolina, jet fuel, gasoil o biodiésel hacia el Ártico, el Mar del Norte con dirección a China y Corea del Sur, África y Estados Unidos en el verano.

Repsol. La multinacional con concesión de superficie en Langosteira es Repsol, 30.000 metros cuadrados que podrían extenderse con otros 285.000 más reservados. El traslado del 60% de su actividad desde los muelles urbanos está previsto para abril de este año, aunque los retrasos en la tramitación del poliducto, que recibió la autorización de la Xunta en diciembre, alargarán los plazos. Repsol y Oil Deposit Corunna operan en el mismo sector de hidrocarburos, pero "no serán competidores", asegura uno de los socios de ODC. "Nos dedicaremos al almacenamiento como si fuéramos una isla de Galicia. No habrá interferencias, más allá de que Repsol podría solicitar nuestros servicios, pero sería siempre para la exportación, no para interferir en su área de influencia".

Plazos del proyecto. Tras concluir todos los trámites necesarios con el Puerto, ODC ha enviado esta semana su iniciativa empresarial a la Xunta para que valide el impacto ambiental. La respuesta se conocerá en el tercer trimestre de este año, de manera que en los últimos tres meses comenzaría la construcción de la terminal, para la que hay un plazo previsto de doce meses. Durante otros dos meses será necesaria una inspección a la operatividad de la instalación, para que a continuación, ya puestos en el cuarto trimestre de 2019, comenzase a funcionar. Se iniciaría así la primera fase del proyecto. "Según la demanda que haya, habrá una o dos más", matiza Martínez-Laredo.